FELIPE V: LA SALUD MENTAL DEL REY QUE SE CREYÓ RANA

Felipe V de España fue el primer rey de la dinastía de los Borbones, que llegó al trono tras la muerte sin descendencia de Carlos II, el último de los Austrias. 

Su reinado, que duró desde 1700 hasta 1746, con una breve interrupción en 1724, estuvo marcado por la guerra, la reforma y la melancolía.

Felipe V

Monarquía complicada

Felipe V tuvo que enfrentarse a una situación difícil y compleja, tanto en el plano interno como en el externo. Tuvo que defender su legitimidad frente a la pretensión del archiduque Carlos de Austria, apoyado por una coalición de potencias europeas, que desencadenó la Guerra de Sucesión Española. También tuvo que afrontar el reto de modernizar y unificar un país que estaba dividido por las diferencias territoriales, sociales y políticas, y que había entrado en una profunda crisis económica y demográfica.

Este rey mostró una personalidad contradictoria y cambiante, influida por su origen francés, su educación religiosa, su carácter emotivo y su salud mental dejando una huella profunda en la historia de España, tanto para bien como para mal. 

Por un lado, según algunas biografías, demostró una gran capacidad de trabajo, una firme voluntad de gobierno, un profundo sentido del deber y una sincera devoción por su reino y su pueblo lo que le llevó a impulsar una serie de reformas administrativas, fiscales, militares y culturales, que buscaban fortalecer el poder real, centralizar el Estado, racionalizar la economía y fomentar el progreso científico y artístico. 

Pero por otro lado, fue un rey que provocó el descontento y la resistencia de algunos territorios, especialmente de Cataluña y Aragón, que vieron recortados sus fueros y privilegios, y que sufrieron las consecuencias de la guerra y la represión. Su reinado supuso el inicio de una nueva etapa en la historia de España, que se caracterizaría por la consolidación de la monarquía absoluta, la pérdida de la hegemonía europea y la apertura al reformismo ilustrado.

Luisa Isabel de Orleans

Dos esposas y un valido
Su personalidad se vio también condicionada por las personas que le rodearon, especialmente por sus dos esposas, María Luisa Gabriela de Saboya e Isabel Farnesio, que ejercieron una gran influencia sobre él, tanto en el plano afectivo como en el político.
La primera fue su compañera fiel y le dio cuatro hijos, pero su prematura muerte en 1714 sumió a Felipe V en una profunda tristeza. 
La segunda fue una mujer ambiciosa y astuta que se convirtió en la verdadera gobernante de España y que buscó colocar a sus hijos en tronos de Italia, lo que provocó varias guerras y alianzas con otras potencias europeas.
Isabel de Farnesio


Pero también estuvo muy influido por su valido, el cardenal Giulio Alberoni, que fue su principal consejero y ministro, y que le involucró en varias guerras y alianzas que no siempre favorecieron los intereses de España como la Guerra de la Cuádruple Alianza o el Pacto de Familia que le hicieron perder territorios y recursos. 
Enfermedad mental

Felipe V también fue un monarca que padeció una enfermedad mental que le causaba episodios de depresión y manía. En sus momentos de crisis más profunda tenía, por ejemplo, comportamientos extraños y ridículos, como creerse una rana, que el sol le atacaba, que no tenia extremidades o que estaba muerto. Otra consecuencia de sus alucinaciones fue el aislarse de la vida pública y encerrarse en sus palacios, dejando el gobierno en manos de sus esposas o de sus validos, lo que generó descontento y oposición entre la nobleza y el pueblo. Además, le hacían perder interés por los asuntos de Estado dedicándose solo a actividades religiosas o lúdicas, como la caza, la música o el teatro, descuidando la defensa y la administración del reino. Su enfermedad le impulsó en varias ocasiones a intentar abdicar en favor de su hijo o su nieto, lo que provocó crisis sucesorias y políticas, como la breve interrupción de su reinado por la muerte de su hijo Luis I o la división de su herencia entre los hijos que tuvo de su segundo matrimonio.

Estas alucinaciones de Felipe V tuvieron un impacto negativo en su reinado ya que afectaron tanto a su capacidad para gobernar como a su relación con los demás dañando su imagen y su prestigio como rey y haciéndole perder el respeto y la confianza de sus súbditos y de sus aliados. 

Luis I

Los médicos que trataron la enfermedad mental de Felipe V no tenían un conocimiento claro de su diagnóstico ni de su tratamiento. Se limitaron a aplicar los remedios habituales de la época que consistían en sangrías, purgas, baños, dietas, hierbas y pócimas. Estos remedios no sólo no curaban la enfermedad, sino que a veces la agravaban al debilitar el cuerpo y el ánimo del rey.

Además de los médicos, Felipe V contó con la ayuda de otros personajes que intentaron aliviar su sufrimiento. Uno de ellos fue el famoso castrato Farinelli, que fue contratado por Isabel Farnesio para cantar al rey y distraerlo de sus penas. Se dice que Farinelli cantaba cada noche las mismas cuatro arias al rey, que se quedaba dormido al escucharlo. Otro Personaje que trató de consolar al rey fue el padre Francisco de Rávago, un confesor jesuita que le acompañó en sus últimos años y que le animaba a cumplir con sus deberes religiosos y políticos.

Sin embargo, ninguno de estos personajes logró curar la enfermedad de Felipe V, que se fue agravando con el tiempo hasta el punto de provocarle la muerte. Su enfermedad mental fue una de las causas de la decadencia de España en el siglo XVIII, ya que impidió que el rey ejerciera un gobierno eficaz y reformista.

Felipe V de España fue, en definitiva, un rey que vivió sin un día de paz, que tuvo que luchar por su corona, que intentó transformar su reino y que sufrió por su enfermedad. Su personalidad fue el reflejo de su época, una época de cambios, de conflictos y de contrastes, que marcaría el destino de España y de Europa.