Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
El Tesoro del Carambolo es uno de los tesoros más enigmáticos y valiosos descubiertos en España correspondiente a la cultura tartésica. Este extraordinario hallazgo arqueológico ha cautivado la imaginación de historiadores, expertos y entusiastas de los tesoros durante décadas, dejando a muchos preguntándose sobre su origen, significado y valor histórico. Origen, descubrimiento y características El Tesoro del Carambolo fue descubierto en 1958, en el municipio de Camas, cerca de la ciudad de Sevilla, en el sur de España. Durante unas obras de excavación, un agricultor encontró un depósito de objetos metálicos enterrados, desencadenando así el descubrimiento de un tesoro excepcional. El Tesoro del Carambolo consiste en un conjunto de 21 piezas de oro macizo que datan del siglo VIII a.C., durante la época tartésica de la Península Ibérica. Las piezas principales son una serie de collares y brazaletes, finamente elaborados y decorados con intrincados diseños geométricos y figuras zoomorfas