Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
Teresa Díez, data de los primeros años del siglo XIV y se puede considerar la primera gran pintora de la historia del arte español. Durante la Edad Media las artes eran consideradas “oficios”, estaban realizadas mayoritariamente por hombres y escasamente iban firmadas. Pero Teresa Diez fue una excepción, no sólo osó colarse en oficio de varón, sino que además firmó su obra. Aparición de Cristo a la Magdalena La controversia Hay algunos especialistas del arte que siguen negando categóricamente que Teresa Diez fuera pintora, y se afanan en decir que sólo era mecenas de esas obras. Estos se basan en el escudo de armas bajo la firma de Teresa Díez y que era poco usual que se incluyeran directamente en las obras las firmas de los autores, pero sí los de los mecenas. En el lado contrario, los defensores de que estas obras fueron realizadas por Teresa Díez consideran, con respecto a este dato, que muy probablemente Teresa Díez proviniera de una familia pudiente, y