Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) es considerado uno de los mayores artistas de la historia, por sus obras maestras en escultura, pintura, arquitectura y poesía. Sin embargo, pocos saben que en sus inicios también se dedicó a la falsificación de arte, con el fin de demostrar su talento, ganar dinero o burlarse de los expertos. Miguel Ángel Buonarroti "Eros durmiente" y dibujos ahumados Según los biógrafos de Miguel Ángel Buonarroti, este realizó algunas obras que hizo pasar por antiguas como la escultura de "Eros durmiente" que vendió al cardenal Raffaele Riario. Sin embargo, el engaño no duró mucho. El cardenal pronto se enteró de que la estatua era una falsificación moderna, y quiso devolverla al vendedor. Pero para entonces, Miguel Ángel ya se había hecho famoso por su “Piedad”, que se exhibía en la Basílica de San Pedro. No obstante, el cardenal, lejos de enfadarse se convirtió en el primer patrocinador de Miguel Ángel y le encargó otras dos obras: un &quo
A Valle-Inclán era frecuente verle y participar con vehemencia en las tertulias de los numerosos cafés repartidos por el Madrid de principios del siglo XX, donde se hizo famoso por su peculiar vestimenta y larga barba blanca. También era habitual en el escritor gallego enzarzarse en peleas a causa de divergencias de pensamiento y discusiones varias que le llevaron incluso a perder su brazo izquierdo. Tertuliano y bohemio Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936), que en realidad se llamaba Ramón Valle y Peña, vuelve por segunda vez a Madrid en 1895, esta vez como funcionario del Estado, en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Durante al menos cuatro años, asegurada su necesidad económica, no va a publicar nada. Sin embargo, se va a dedicar a acudir a las tertulias de los cafés, donde va a conocer a muchas figuras destacadas de la época, como Pio y Ricardo Baroja, Azorín, Jacinto Benavente, Villaespesa y Mariano Miguel de Val entre otros, y a la vida bohem