Los mapas, tal y como los conocemos hoy, no existieron en la antigüedad. No tenían sentido y no servían para nada porque no eran reales y ni siquiera señalaban el tiempo que se tardaba en llegar de un lugar a otro. El origen de la palabra "Europa" proviene de un personaje de la mitología griega, pero como denominación de un territorio, la península más occidental del continente Euroasiático, no se afianzaría hasta el siglo XVI. Europa Regina de Putsch Los mapas del mundo antiguo y el medievo En el mundo antiguo no había mapas porque la concepción que tenían del espacio estaba basada en la ruta que seguían para sus distintos menesteres, como los comerciales, por ejemplo. Lo que consultaban para ello eran las guías, o documentados libros de viajes (periplos), si los había, En ellos se recogen nombres de pueblos, ciudades, aspectos topográficos de los lugares, accidentes geográficos de la ruta, etc. La representación de algunas de estas guías, en definitiva, señalan estos "
En muchos cuadros de la historia de la pintura universal existen ejemplos que recogen la estética del abanico como símbolo de distinción, lujo y arma de seducción femenina. En el siglo XVIII se popularizó el abanico dejando de ser un complemento exclusivo de las clases altas. La dama del abanico. Velázquez. El abanico, un artículo de lujo El abanico han utilizado mujeres y hombres desde tiempos remotos. Es muy posible que como instrumento fabricado para que de forma manual pudiese mover el aire ya fuera utilizado en la prehistoria (donde se utilizaría un trozo de cartón o cualquier otro material para abanicar el fuego). Después, ya aparecerá de forma sofisticada en el Antiguo Egipto, donde los esclavos movían grandes abanicos de plumas (flabelos) para proporcionar aire a su faraón. Más tarde, en China se va a usar como elemento personal y decorativo que además de refrescar servía de complicidad amorosa. En el siglo VII d. C. se inventa en Japón el abanico p