Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
Temido, querido y admirado, Amaro Pargo ha pasado a la historia como un corsario rico, religioso y benefactor. Hay muchas leyendas vinculadas a su vida y aventuras y en su época su fama se equiparaba a la de Barbanegra o Drake. Amaro Pargo De comerciante burgués a corsario y noble Amaro Rodríguez-Felipe y Tejera Machado, popularmente conocido como Amaro Pargo nació en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) el 3 de mayo de 1678 en el seno de una familia acomodada de la burguesía agraria canaria. Durante el siglo XVIII, los grandes imperios europeos de la época como España, Gran Bretaña, Francia, Holanda y Portugal pugnan por el comercio y la colonización de nuevas tierras en el continente americano. Ello va a dar lugar a la práctica del saqueo organizado o bandolerismo marítimo, o lo que más tarde daría en llamarse la “Edad de oro de la piratería”. En España además todo ello está aderezado con diversos conflictos bélicos especialmente con Gran Bretaña y Francia