Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
Moliere está considerado como el gran autor de la comedia francesa, pero además, también fue actor, productor y director de sus propias obras. Su teatro es una feroz crítica social de los vicios y virtudes de la aristocracia y la burguesía de la época, sin embargo, su objetivo no fue tanto ejercer el papel de moralista como el de «hacer reír a la gente honrada». Molière Sus inicios Jean-Baptiste Poquelin, más conocido por el pseudónimo de Moliere (1622-1673), una vez que tuvo clara su vocación, se asoció a los veintiún años con la familia Béjart para crear el Ilustre Teatro, del que un año después sería director. Pero los inicios de esta aventura fueron más bien pobres. Tras varios fracasos, se acumularon las deudas y Molière fue encarcelado varios días. Poco después deja París para dedicarse a la interpretación. Durante cinco años deambulará por los teatrillos rurales, pero no sólo se formará en el oficio de actor, también en el de dramaturgo Escribiría esbo