Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
Construido inicialmente en 1893 y concluido en 1914, fue una iniciativa novedosa y única en su género, precursora de los actuales parques temáticos. Su creador y benefactor fue un emigrante gallego de Betanzos, Juan María García Naveira. Los hermanos García Naveira Los García Naviera, Juan María y Jesús, hijos de humildes campesinos, emigraron de su Betanzos natal a Argentina hacia 1869, con apenas 20 y 17 años respectivamente, en busca de una vida mejor. Sin embargo, entonces, no podían imaginar que en apenas unos años serían los propietarios de una enorme fortuna, amasada gracias al duro trabajo y a su olfato para los negocios. Pobres, y sin saber leer ni escribir, pero intuitivos y trabajadores incansables, ya en 1875 fundaron en Buenos Aires una importante firma comercial y en 1886 la casa importadora que llevaba por nombre Etchegaray Arriarán y Cia, S.A. Participaron en negocios y empresas de diversa índole, por lo que fueron consejeros de diversos bancos y empresas.