Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) es considerado uno de los mayores artistas de la historia, por sus obras maestras en escultura, pintura, arquitectura y poesía. Sin embargo, pocos saben que en sus inicios también se dedicó a la falsificación de arte, con el fin de demostrar su talento, ganar dinero o burlarse de los expertos. Miguel Ángel Buonarroti "Eros durmiente" y dibujos ahumados Según los biógrafos de Miguel Ángel Buonarroti, este realizó algunas obras que hizo pasar por antiguas como la escultura de "Eros durmiente" que vendió al cardenal Raffaele Riario. Sin embargo, el engaño no duró mucho. El cardenal pronto se enteró de que la estatua era una falsificación moderna, y quiso devolverla al vendedor. Pero para entonces, Miguel Ángel ya se había hecho famoso por su “Piedad”, que se exhibía en la Basílica de San Pedro. No obstante, el cardenal, lejos de enfadarse se convirtió en el primer patrocinador de Miguel Ángel y le encargó otras dos obras: un &quo
Desde que en Europa occidental se tuvo noticia de la existencia de la porcelana de oriente y sus delicadas formas en la Edad Moderna, siempre estuvo interesada en imitarla. A partir de entonces se inicia una carrera frenética por conocer el secreto de la composición de estas piezas e iniciar una producción propia. Palacio de Aranjuez En busca del arte secreto Serán Florencia y Venecia en el siglo XVI quienes inicien el camino de la fundación de fábricas para la elaboración de porcelanas. Les seguirán en el XVII y XVIII Delft, Proven y Moustiers. Después vendrían Vincennes y Sèvres que serían las que más se aproximarían a los productos orientales con las denominadas porcelanas tiernas o blandas (producto intermedio entre la loza y la porcelana auténtica). Sin embargo, existía un problema importante: no se había descubierto el elemento principal que otorga consistencia a las piezas: el caolín. En 1760 Carlos III funda en España la Real Fábrica del Buen