Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
María Tudor fue la primera reina que reinó por derecho propio en Inglaterra, entre 1553 y 1558. Su breve y turbulento reinado estuvo marcado por el conflicto religioso, la guerra con Francia y el matrimonio con Felipe II de España. Su figura ha sido objeto de una intensa controversia histórica, que ha generado una imagen distorsionada y negativa de su persona y de su obra creando así algunos de los mitos y prejuicios que rodean a María Tudor. María Tudor Su infancia y juventud María Tudor nació el 18 de febrero de 1516 en el palacio de Greenwich, como hija del rey Enrique VIII y de su primera esposa, Catalina de Aragón. Fue la única hija superviviente de este matrimonio, que duró veinticuatro años. Desde niña recibió una esmerada educación bajo la tutela de su madre. Aprendió a leer y escribir en latín, francés, español e inglés, así como nociones de música, danza, bordado y otras artes. También fue instruida en la fe católica, que profesó con devoción durante toda su vida. María fu