Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
Velázquez no sólo contó con el privilegio de ser nombrado pintor de cámara de Felipe IV, sino que el rey le cogió tal confianza al artista que le encargó otros muchos deberes administrativos. Entre los muchos cargos que tuvo en la corte estuvo el de Ujier, Alguacil, Ayuda de Guardarropa de su majestad, Ayuda de Cámara, Superintendente de Obras y Aposentador Real, los cuales restaron más tiempo de lo que él hubiera deseado para su labor como pintor. Velázquez, autorretrato De profesión, pintor El conde-duque de Olivares, perteneciente a una noble familia sevillana, se convirtió en poco tiempo en el todopoderoso valido del rey Felipe IV y fue él quien favoreció que la corte estuviera integrada mayoritariamente por andaluces. Pacheco, el suegro de Diego Velázquez (1599-1660) vio en ello la oportunidad para que su yerno, a través de sus contactos, fuera presentado en la corte. Así, el primer viaje a Madrid de Velázquez tendría lugar en la primavera de 1622 con la ex