Cuando los romanos llegaron a la Península Ibérica, esta ya estaba habitada por una variedad de pueblos que a menudo se denominan genéricamente como los "pueblos prerromanos" que no estaban políticamente unificados, y se caracterizaban por tener diferentes lenguas, culturas y formas de organización social. Tras la romanización de Hispania otros tantos pueblos se asentaron en la Península Ibérica contribuyendo a su riqueza cultural. Sin embargo las diversas luchas de algunos de estos por el poder y el territorio concluyeron con la unificación tras la llamada Reconquista de los Reyes Católicos. Pueblos prerromanos Antes de la llegada de los roamnos a la Península Ibérica, en el siglo III a.C., esta ya estaba habitada por una serie de pueblos que formaban parte de la cultura megalítica, que aquí se desarrolló entre el 4.000 a.C. y el 2.000 a.C., y se caracterizó por la construcción de monumentos funerarios con grandes piedras, como los dólmenes, los menhires y los crómlech. Est
Desde etapas muy tempranas del hombre, este, se dio cuenta que le era de vital importancia para su supervivencia llevar un registro cronológico del tiempo para poder anticiparse a los ciclos naturales y llevar a cabo sus actividades. El calendario, pues, surge en las distintas civilizaciones de la Tierra por la vital necesidad humana de medir el transcurrir del tiempo. Calendario solar Ciclos naturales Los ciclos naturaes más evidentes son el día y la noche (que da lugar a la medición de las horas), la lunación (que da lugar a los meses cada más o menos 29 días por los 4 cambios que presenta la luna que serían cada 7 días cada uno, es decir, una semana) y el año solar (determinado por el movimiento del sol y las constelaciones a lo largo de 365 dias y vuelta a empezar). También existió otro tipo de medición como el calendario sideral, fundamentado en el movimiento terrestre respecto de otros astros diferentes al Sol. Así surgieron los diferentes calendarios de las civilizaciones más