Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
Jericó puede ser la ciudad más antigua del mundo — por lo menos la más antigua que se ha hallado hasta ahora —, anterior aun a las antiguas civilizaciones de los ríos Tigris y Éufrates, situadas en el actual Iraq. La ciencia ha fechado los edificios más antiguos como anteriores a 10.000 a.C. Jericó fue abandonada y reconstruida tal vez 20 veces. Lo más significativo, sus murallas y la elevada torre de piedra. Una ciudad milenaria La ciudad surgió demasiado pronto para la escritura, y por lo tanto para que quedaran registros escritos. Está situada en Cisjordnaia, cerca del río Jordán, en los territorios palestinos (la consideran su capital) y aproximadamente a 27 km de Jerusalén. Desde los tiempos prehistóricos se distinguen tres asentamientos distintos cercanos a la localización actual, que abarcan más de 11.000 años. Las insólitas pirámides de Bosnia Los hallazgos arqueológicos de esta ciudad cananea demuestran que se edificó desde hace más de diez mil años.