Los huevos de Fabergé son unos objetos decorativos en forma de huevo, elaborados con metales y piedras preciosas, que fueron creados por el joyero Peter Carl Fabergé y sus artesanos para los zares de Rusia y otros clientes distinguidos entre 1885 y 1917. Estos huevos se consideran obras maestras de la orfebrería, por su belleza, su complejidad y su originalidad. Además, son testimonios de una época histórica marcada por el esplendor y el ocaso de la dinastía Romanov, la última familia imperial rusa. El origen de los huevos de Fabergé La tradición de regalar huevos decorados en Pascua es muy antigua y tiene un significado simbólico de vida, renacimiento y esperanza. En la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año y se celebra con tres besos y el intercambio de huevos pintados o esmaltados. La idea de crear huevos de Pascua con materiales preciosos se le ocurrió al zar Alejandro III, quien en 1885 encargó al joyero Peter Carl Fabergé un huevo especial para su
Manuel Godoy fue el hombre más poderoso de su tiempo. Pero además de poder político, acumuló una gran colección de arte con más de 1.100 pinturas entre las que se contaban “La Venus del espejo” de Velázquez, y de las dos “majas” de Goya, entre otras. Pero en 1808 estalló el motín de Aranjuez, en plena Guerra de Independencia napoleónica, y Godoy fue derribado y su colección se confiscó, pasando sus fondos a formar parte hoy día de las colecciones del Prado, la Academia de San Fernando o la National Gallery. Godoy por Goya. Academia de San Fernando Un superministro mecenas de las artes Es realmente muy poco conocido que Manuel Godoy (1767-1851), el superministro de Carlos IV, a parte de temas políticos, llevó a cabo durante su mandato una relevante labor científica y cultural que le llevó a fundar la primera escuela de Veterinaria, una Escuela Superior de Medicina en Madrid, el Cuerpo de Ingenieros Cosmóografos, el Jardín Botánico de Sanlúcar, el Cuerpo de I