Hispania fue una de las provincias más importantes y prósperas del Imperio Romano, que aportó a Roma no solo riquezas materiales, sino también humanas. De hecho, tres de los emperadores romanos más destacados nacieron en Hispania: Trajano, Adriano y Teodosio. Estos son sus biografías y sus logros e hitos más importantes: Trajano Trajano Trajano (53-117 d.C.): nació en Itálica, cerca de la actual Sevilla, en el seno de una familia senatorial de origen itálico. Fue un brillante militar que sirvió bajo los emperadores Domiciano y Nerva, y que fue adoptado por este último como sucesor. Ascendió al trono en el año 98 d.C., siendo el primer emperador no nacido en Italia. Bajo su gobierno, el Imperio Romano alcanzó su máxima extensión territorial, tras conquistar Dacia, Armenia, Mesopotamia y parte de Arabia. Fue un gran administrador y constructor, que realizó numerosas obras públicas como acueductos, puentes, carreteras, puertos y edificios monumentales. Entre ellos destacan el Foro de
Las tertulias de los cafés
literarios del romanticismo tienen su origen en las academias y los salones del
Siglo de Oro.
El Romanticismo fue la época en la
que más proliferaron y se popularizaron
los cafés literarios.
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Tertulia del Pombo. Gutiérrez Solana |
Sociedades literarias
Se considera que en España la
tertulia (reunión informal y periódica de gente
interesada en un tema o en una rama concreta del arte, la ciencia o la
filosofía, para debatir e informarse o compartir y contrastar ideas y
opiniones) tiene sus orígenes en las llamadas academias literarias del
Siglo de Oro (reuniones de poetas donde se
dedicaban a departir sobre temas literarios y humanísticos y en general se
proponía un tema para que los miembros compusieran poesías sobre el mismo para
la próxima reunión), aunque también estas reuniones pudieron también
tener sus comienzos en las que realizaban los críticos al acabar una pieza
teatral en la zona de los corrales de comedias denominada tertulia. De cualquier
modo, ambas teorías no tiene por qué ser excluyentes.
Lo cierto es que la costumbre
arraiga en el siglo XVIII y no sólo en España.
En Francia la tertulia es una
costumbre que se lleva a cabo en los salones literarios en los siglos
XVII y XVIII. Era una
reunión celebrada en la residencia de un anfitrión, generalmente un noble, de
quien tomaba el nombre. Su finalidad era disfrutar de compañía amena y ampliar
conocimientos mediante la conversación y la lectura. Estos salones tuvieron
también sus homólogos en otros lugares fuera de Francia. En España, la Duquesa
de Alba y la Marquesa de Santa Cruz presidieron sendos salones a finales del siglo XVIII en
Madrid y en Cádiz fueron famosas las tertulias de Javiera Ruiz de Larrea, madre
de la escritora romántica Cecilia Böhl de Faber.
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Tertulia del Levante. Alenza. |
Como instituciones de carácter formal, las tertulias se
desarrollan también en el siglo XVIII en Inglaterra, en los denominados clubs, al igual que en Italia tendrán lugar de forma más solemne
en las academias de carácter renacentista (en España la más famosa sería la
Academia de Mantuana donde Lope de Vega era un habitual).
En España las tertulias tienen
desde sus comienzos un perfil más informal y estrictamente oral. El
establecimiento de Sociedades Económicas de Amigos del País a fines del siglo XVIII, en casinos, ateneos y liceos,
facilitó la creación de este tipo de asociacionismo. La finalidad de estas
Sociedades consistía en difundir las nuevas
ideas y conocimientos científicos y técnicos de la Ilustración (nacieron en el
reinado de Carlos III) así como la difusión de la prensa dando lugar al
comentario de las noticias y su debate.
Cafés literarios del
romanticismo
Una de las primeras reuniones de
café surgió en Madrid hacia 1770. Fue la Tertulia de la Fonda de San Sebastián,
fundada por Nicolás Fernández de Moratín en un local de la plazuela del Ángel
donde se congregaban asiduamente artistas y escritores de la talla de Iriarte y
Samaniego, Jovellanos, o el mismo Francisco de Goya.
En los primeros años del siglo XIX surgen los cafés literarios propiamente dichos (cuyos antecedentes son las botillerías donde se vendía vino, aloja, hipocrás o licores y que después derivan en la venta de café), lugares que se convirtieron en centros de reunión y discusión y que acaban convirtiéndose en verdaderos clubes con gran influencia en la opinión pública y en los Gobiernos (en ellos los liberales van a encontrar el espacio propicio para defender sus ideas).
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El Parnasillo. Esquivel |
Dos locales adquieren especial
relieve en esta época y se convierten en círculos de poder políticos: el Café
Lorenzini, (en la Puerta del Sol) y La Fontana de Oro (Carrera de San
Jerónimo).
Ya en pleno siglo XIX, con el
Romanticismo en boga, la tertulia se populariza y se extiende entre la
población. Se multiplican los locales donde se celebran este tipo de reuniones,
sobre todo en Madrid, epicentro de estos cafés literarios donde artistas,
políticos, escritores y toda clase de intelectuales se convertirán en asiduos
diariamente.
Los cafés de este periodo van a
tener un papel crucial en la creación de movimientos literarios, artísticos,
políticos y sociales en España ya que estos funcionaban también como centros de
reunión de políticos, revolucionarios, intelectuales, poetas, literatos,
artistas, empresarios, conspiradores y aristócratas. En ellos se gestarían
obras importantes de nuestra literatura, discursos incendiarios, proclamas,
artículos para la reflexión, peleas entre escritores, retos a duelo, e incluso,
citas de amores clandestinos.
En este momento fueron famosas,
entre otras, la tertulia romántica literaria de El Parnasillo, que se
reunía en el Café del Príncipe (Plaza de Santa Ana), la del Café
Suizo, de los hermanos Bécquer, o la de escritores realistas del Bilis club en Madrid, integrada por leopoldo Alas "Clarín" y otros escritores asturianos.
Otro café emblemático de Madrid
fue el Café de Levante (representado en diversos dibujos por Leonardo Alenza) y
el Café y botillería de Pombo (calle Carretas). También el Café Colonial
(Puerta del Sol), el Café del Prado (donde acudieron a lo largo de su historia
Gustavo Adolfo Bécquer, Ramón y Cajal, Menéndez pelayo, Buñuel y Lorca o el
académico Melchor Fernández Almagro), el Gran Café social de Oriente (Glorieta
de Atocha) o el Café Regina, La Granja
El Henar o el Café de Fornos, todos ellos en la calle Alcalá:. Por último el
famoso Café Gijón (Paseo de Recoletos) al que muy certeramente se ha denominado
el último Café literario de Madrid y que en la actualidad sigue acogiendo
diferentes tertulias.
A ellos acudieron lo más granado de los integrantes de la llamada Edad de Plata de la literatura española, la Generación de 1898 (Unamuno, Valle Inclán, Azorín o Pío Baroja...), las posteriores generaciones de 1914 (Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez...) y las de 1927 (Federico García Lorca, Dámaso Alonso...), contribuyendo al esplendor de las tertulias madrileñas. que en nada tendrán que envidiar a las tan encumbradas de Paris como la de el famoso «El Arsenal».
El primer tercio del siglo XX fue muy abundante en tertulias. El centro más importante
era el Nuevo Café Levante del que Valle-Inclán, dijo que «ha ejercido más
influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres
universidades y academias». También
el Café del Gato Negro (calle del Príncipe) donde Jacinto Benavente
mantenía una tertulia modernista. José Ortega y Gasset tenía la suya en La Granja del Henar y en el Café
Marfil (calle Cedaceros) Jacinto
Benavente. En el Café León se daban tertulias de eruditos y periodistas. El Café Español, era frecuentado por
los hermanos manuel Y Antonio Machado.
También fueron famosos el Café Europeo y el Café
Comercial.
En la Cervecería de Correos comenzaron a reunirse los jóvenes poetas de la Generación
del 27 y allí fue
donde Lorca se citaba con los escritores y antiguos compañeros de la Residencia
de Estudiantes. En el Café Jorge Juan lideraba tertulia José Francés. En el Café
de Roma lo hacía Gregorio Marañón y
sus pupilos del Ateneo de Madrid. En el Café Lyon se daban varias tertulias.
El 14 de abril de 1931 (fecha de proclamación
de la II República) muchos de los tertulianos se convirtieron en padres de la
patria en el Senado o en el Congreso, como en el caso de Manuel Azaña o José
Calvo Sotelo.
En otros lugares de España
proliferaron también las tertulias de la época.
Tertulias y pintura