El sueño es uno de los fenómenos biológicos más esenciales para el ser humano y todos los seres vivos. A lo largo de nuestra vida, pasamos aproximadamente un tercio de nuestro tiempo durmiendo, pero a pesar de esto, el sueño sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia. ¿Qué es el sueño? El sueño es un estado fisiológico natural y recurrente que se caracteriza por la pérdida temporal de conciencia y la reducción de la actividad física y sensorial. Durante este periodo, el cuerpo y la mente se encuentran en un proceso de recuperación, reparación y consolidación de la información adquirida durante el día. Aunque en apariencia el cuerpo parece inactivo durante el sueño, en realidad es un estado activo desde el punto de vista neurológico y fisiológico. Durante este tiempo, el cerebro procesa información, elimina toxinas, reorganiza recuerdos, y regula diversas funciones biológicas esenciales para el buen funcionamiento del organismo. Las fases del sueño El sueño no es un e...
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LAS HEROÍNAS DEL 2 DE MAYO
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El llamado “Levantamiento del Dos de Mayo” de 1808 fue la
protesta popular ante la situación política derivada de la entrada en España de
las tropas napoleónicas.
La espontánea protesta, y su posterior represión por parte
de las fuerzas francesas, derivó en llamamientos públicos a la insurrección en
todo el país que desembocaron en el Guerra de Independencia Española.
Representación de Manuela Malasaña
La invasión
La derrota de la Batalla de Trafalgar dio lugar a la firma
del Tratado de Fontainebleau, el 27 de octubre de 1807, en el que se estipulaba
la invasión militar conjunta franco-española de Portugal (la cual se había
unido a Inglaterra) y se permitía para ello el paso de las tropas francesas por
territorio español.
Pero las aguas políticas y sociales en España estaban
revueltas debido a varias causas, entre ellas las consecuencias de la derrota
de Trafalgar, que recayó fundamentalmente en las clases bajas; el descontento
de la nobleza, la impaciencia del Príncipe de Asturias (el futuro Fernando VII)
por reinar; la acción de los agentes de Napoleón; las intrigas de la Corte,
donde se iba creando un núcleo opositor en torno al Príncipe de Asturias,
formado por aristócratas recelosos del poder de Manuel Godoy (escandalizados
por las supuestas relaciones de este con la reina María Luisa de Parma); así
como el temor del clero a las medidas desamortizadoras.
Todo ello dio lugar al Motín de Aranjuez, levantamiento
ocurrido entre el 17 y el 19 de marzo de 1808, contra Godoy al que se le
culpaba de toda esta situación.
Velarde
Lo cierto, es que la presencia de tropas francesas en
España, desde el tratado de Fontainebleau, se había ido haciendo amenazante a
medida que iban ocupando (sin ningún respaldo del tratado) diversas localidades
españolas. El total de soldados
franceses acantonados en España ascendía a unos 65.000, que controlaban no solo
las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid, así como la frontera
francesa.
Así, Madrid fue ocupada por las tropas del general Murat el
23 de marzo. Al día siguiente, se produce la entrada triunfal en la ciudad de
Fernando VII y su padre, Carlos IV, que acababa de ser forzado a abdicar a
favor del primero. Ambos son obligados a acudir a Bayona para reunirse con
Napoleón, donde se producirán las
abdicaciones de Bayona que dejarán el
trono de España en manos del hermano del emperador, José Bonaparte.
Mientras tanto, en Madrid se constituyó una Junta de
Gobierno como representación del rey Fernando VII. Sin embargo, el poder
efectivo quedó en manos de Murat, que redujo la Junta a un mero títere, simple
espectador de los acontecimientos. El 27 de abril, Murat solicitó,
supuestamente en nombre de Carlos IV, la autorización para el traslado a Bayona
de los dos hijos de éste que quedaban en la ciudad y de su esposa. Si bien la
Junta se negó en un principio, tras una reunión en la noche del 1 al 2 de mayo,
y ante las instrucciones de Fernando VII llegadas a través de un emisario desde
Bayona, finalmente cedió.
La decisión llegó a oídos del pueblo llano que a primera
hora de la mañana del 2 de mayo de 1808 se concentró ante el Palacio Real
temerosos de que los soldados franceses sacasen el palacio al infante Francisco
de Paula, hijo menor de Carlos IV para llevarlo a Francia con el resto de la
Familia Real. El infante se asomó a un balcón provocando que aumentara el
bullicio en la plaza. En ese momento, y al grito del maestro cerrajero José Blas Molina«¡Que nos lo llevan!», parte del
gentío asaltó el palacio. Este tumulto fue aprovechado por Murat para
mandar un destacamento de la Guardia Imperial al palacio, acompañado de
artillería la cual hizo fuego contra la multitud.
El deseo del pueblo de impedir la salida del infante, de
vengar a los muertos habido en el Palacio Real y el de deshacerse de los
franceses movieron los ánimos de la muchedumbre para extender la lucha por todo
Madrid.
Madrid un polvorín
La lucha callejera se extendió espontáneamente por toda la
ciudad. Los madrileños comenzaron así un levantamiento popular improvisando
soluciones.
Héroes del Dos de Mayo
Se constituyeron
partidas de barrio comandadas por caudillos populares, se buscó el
aprovisionamiento de armas, ya que en un principio las únicas de que
dispusieron fueron navajas, y trataron de impedir la entrada en la ciudad de
nuevas tropas francesas.
Pero cuando los madrileños quisieron hacerse con las puertas
de la cerca de la ciudad para impedir la llegada de las fuerzas francesas
acantonadas en sus afueras, el grueso de las tropas de Murat (unos 30 000
hombres) ya había penetrado, haciendo un movimiento concéntrico para dirigirse
hacia el centro. No obstante, la gente siguió luchando durante toda la jornada
utilizando cualquier objeto que fuera susceptible de servir de arma, como
piedras, agujas de coser, macetas arrojadas desde los balcones... Así, los
acuchillamientos, degollamientos y detenciones se sucedieron en una jornada
sangrienta.
Mamelucos (tropa de origen turco) y lanceros napoleónicos
extremaron su crueldad con la población y varios cientos de madrileños, hombres
y mujeres, así como soldados franceses, murieron en la refriega. Si bien la
resistencia al avance francés fue mucho más eficaz de lo que Murat había
previsto, especialmente en la puerta de Toledo, la puerta del Sol y el Parque
de Artillería de Monteleón, su operación de cerco le permitió someter a Madrid
bajo la jurisdicción militar y poner bajo sus órdenes a la Junta de Gobierno.
Poco a poco, los focos de resistencia popular fueron cayendo.
Héroes del Dos de Mayo
Los héroes del día
Mientras se desarrollaba la lucha, los militares españoles
permanecieron, siguiendo órdenes del capitán general Francisco Javier Negrete,
acuartelados y pasivos. Sólo los artilleros del Parque de Artillería en el
palacio de Monteleón desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección.
Los héroes de mayor graduación fueron los capitanes Luis
Daoíz y Torres, que asumió el mando de los insurrectos por ser el más veterano,
y Pedro Velarde, que con sus hombres se encerraron en el parque de Artillería
de Monteleón y, tras repeler una primera ofensiva francesa al mando del general
Lefranc, murieron luchando heroicamente ante los refuerzos enviados por Murat.
Otros jóvenes militares tampoco acataron la orden superior de no intervenir y
lucharon junto a Daoíz y Velarde en Monteleón, como el teniente jacinto Ruiz y
los alféreces de fragata Juan Van Halen, que fue herido de gravedad, y José
Hezeta.
Pero quitando el episodio de Monteleón, la principal
características de la lucha fue el enfrentamiento de profesionales
perfectamente equipados (los mamelucos o los coraceros) frente a una multitud prácticamente
desarmada, con presencia activa en el combate tanto de hombres como de mujeres,
algunas de las cuales perdieron incluso la vida, como Manuela Malasaña (que
contaba tan sólo diecisiete años) y Clara del Rey, dos heroínas populares.
Héroes del Dos de Mayo
Las bajas
La represión fue cruel. Murat, no conforme con haber
aplacado el levantamiento, se planteó tres objetivos: controlar la
administración y el ejército español, aplicar un riguroso castigo a los
rebeldes para escarmiento de todos los españoles y afirmar que era él quien
gobernaba España. La tarde del 2 de mayo firmó un decreto que creó una comisión
militar, presidida por el general Grouchy, para sentenciar a muerte a todos
cuantos hubiesen sido cogidos con las armas en la mano.
El Consejo de Castilla publicó una proclama en la que se
declaró ilícita cualquier reunión en sitios públicos y se ordenó la entrega de
todas las armas, blancas o de fuego. Militares españoles colaboraron con
Grouchy en la comisión militar. En estos primeros momentos, las clases pudientes
parecieron preferir el triunfo de las armas de Murat antes que el de los
patriotas, compuestos únicamente de las clases populares.
Daoiz
En el Salón del Prado fueron fusiladas 32 personas el mismo
día 2 de mayo, otras 11 personas fueron ejecutadas en otros puntos de la ciudad
(Cibeles, Recoletos, Puerta de Alcalá y Buen Suceso). Al día siguiente los
franceses fusilaron a 24 personas más en la montaña del Príncipe Pío y otros 12 en
el Buen Retiro. La cifra exacta de bajas ha sido objeto de gran controversia, pero
algunos historiadores, en revisión de los archivos disponibles,
contabilizan 409 muertos, 39 de ellos
militares, y 170 heridos, de los cuales 28 eran militares. El resto de los
muertos y heridos eran civiles, es decir, que considerando otros fallecimientos
que no fueran registrados por la confusión del momento o por miedo a
represalias francesas, se ha calculado que la cifra total de bajas no superó
los 500 muertos, y solo una décima parte de ellos militares.
Murat pensaba haber acabado con los ímpetus revolucionarios
de los españoles, habiéndoles infundido un miedo pavoroso y garantizando para
sí mismo la corona de España. Sin embargo, la sangre derramada no hizo sino
inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en
toda España contra las tropas invasoras.
El mismo 2 de mayo por la tarde, en la localidad madrileña
de Móstoles, ante las noticias de la brutal represión en la capital, el
político Juan Pérez Villamil, , Secretario del Almirantazgo y Fiscal del
Supremo Consejo de Guerra, hizo firmar a los alcaldes del pueblo un bando en el
que se llamaba a todos los españoles a empuñar las armas en contra del invasor,
empezando por acudir al socorro de la capital. La Guerra de Independencia española contra la invasión
francesa se ponía en marcha.
Más de doscientos años después de aquellos acontecimientos todavía hoy en Madrid pueden visitarse plazas, calles y monumentos que recuerdan la épica jornada de ese 2 de mayo de 1808 y a sus héroes y heroínas populares.
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