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PLAN MARSHALL: LA AYUDA ECONÓMICA PARA RECONSTRUIR EUROPA TRAS LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

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MILEVA MARIC: LA COLABORADORA Y COAUTORA OLVIDADA DE ALBERT EINSTEIN

Mileva Maric, la primera esposa de Albert Einstein, fue una colaboradora y coautora de sus famosas teorías. 

A pesar de haber sido relegada al olvido por mucho tiempo, en las últimas décadas se ha empezado a reconocer su figura y su importante contribución a los descubrimientos de su marido.

Mileva Maric


Una joven matemática 

Mileva Marić (1875-1948) nació en Titel en la provincia de Vojvodina (antes imperio austrohúngaro y hoy Serbia) y fue la mayor de tres hermanos de una  familia acomodada.   

Desde edad muy temprana, Mileva empezó a destacar por su inteligencia y sus dotes en la pintura, la música, las matemáticas y la física.   

Sus estudios en el colegio y en el instituto de secundaria obtuvieron las máximas calificaciones en matemáticas y física lo que animó a su padre a pedir un permiso especial para que acudiera a las clases de la universidad ya que en esa época no estaba permitido a las chicas asistir a este nivel educativo.   

Fue aceptada como estudiante en el Colegio Real de Zagreb donde además conoció y entabló amistad con Nikola Tesla..   

Sería en el Instituto Politécnico de Zúrich, en 1896, uno de los pocos centros de enseñanza superior que admitía mujeres, donde siendo la única mujer de trece alumnos, estudió medicina durante un semestre, matemáticas y física. Ese mismo año ingresaría también en el centro y su misma aula un joven cuatro años menor que ella: Albert Einstein. 





Un año después, Mileva Maric estudiaría un semestre en la Universidad de Heidelberg (Alemania) sobre la teoría de números, el cálculo diferencial e integral, las funciones elípticas y la teoría del calor y electrodinámica que recibió de Philipp Lenard, un científico húngaro ganador del premio Nobel de Física en 1905 por sus investigaciones sobre los rayos catódicos y el descubrimiento de muchas de sus propiedades.     

   


Mileva y Albert Einstein


A pesar de que Mileva tenía un carácter retraído, y dicen que una cojera ostensible debido a una artritis congénita, su brillante inteligencia la acercan a Einstein. En ese tiempo Einstein escribe a Mileva: “estoy solo con todo el mundo, salvo contigo.  Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, a alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónomo como yo”. Inician entonces una relación sentimental muy fuerte dando como resultado un embarazo de Mileva en 1901 mientras estaba preparado el examen de licenciatura y  su tesis doctoral. 
  

 Lieserl 

Cuando su hija nació en enero de 1902, a la que llamaron Lieserl, la pareja aún no estaba casada, lo que supuso un gran problema para ambos, pero sobre todo para Mileva que no pudo continuar con sus estudios.  

Aunque no existen muchos detalles sobre el tema, parece que la niña nació en la casa familiar de Mileva en Novi Sad, sin la presencia de Einstein, pero que o bien fue dada en adopción a otra familia temporal o definitivamente a la espera de un trabajo que Einstein estaba esperando conseguir en Berna, o murió antes de cumplir su primer año de vida a causa de una enfermedad (posiblemente una infección de escarlatina).   

No se tienen constancia de registros del nacimiento de Lieserl ni en Novi Sad ni en las regiones vecinas, si fue adoptada a lo mejor quedó registrada con el nombre de su nueva familia, pero lo cierto es que en 1903 Mileva regresa a Zúrich con Albert pero sin la niña. 


Nicola Tesla




Mientras Mileva y Albert vivieron nunca salió a la luz el nacimiento de esta niña. Nunca hablaron de ella, ni tampoco familiares o los amigos más cercanos. Sólo se supo de su existencia en las últimas décadas del siglo XX cuando se hizo pública la correspondencia privada de Einstein. De ella se deduce que el científico nunca la llegó a conocer.  Ninguna de las dos familias de los jóvenes veía con buenos ojos esta unión, pero pese a la oposición se terminaron casando en 1903 y tuvieron otros dos hijos, Hans Albert(1904-1973) y Eduard (1910-1965). 
“Annus mirabilis” 
 

Ya casados, Albert consigue el ansiado empleo de experto técnico de tercera clase en la oficina de patentes de Berna y allí se trasladan, prosiguiendo sus estudios e investigaciones juntos.   

El año 1905 es considerado por los expertos como el “año milagroso” o “annus mirabilis” de Einstein pues va a desarrollar sus más importantes teorías físicas que son publicados en la revista científica Annalen der Physik: el movimiento browniano el efecto fotoeléctrico (en función de cuantos de energía, por el que recibió el Premio Nobel y no por la Relatividad que no entendió nadie de la época), una tesis doctoral sobre el tamaño de ciertas moléculas, y por supuesto, su famosa Teoría Especial de la Relatividad. Con todo ello alcanzaría su fama mundial.   

Eduard Einstein nació enfermo y Mileva tuvo que hacerse cargo de proporcionarle cuidados especiales, lo cual pudo ser el principio del distanciamiento de la pareja.   

Lo cierto es que en 1911 toda la familia se traslada a Praga, donde a Albert le habían ofrecido un puesto de profesor, pero cuatro meses después estaban de vuelta en Zúrich.   

En 1913, a Albert le ofrecieron un empleo en la ciudad de Berlín. En esa época Albert inició una relación extramatrimonial con su prima Elsa Löwenthal, que vivía allí. 


Mileva y sus hijos


A causa de esta crisis matrimonial y del comienzo de la I Guerra Mundial, en julio de 1914, Mileva vuelve a Suiza con sus hijos (donde tuvo que dar clases de música y matemáticas para poder alquilar un piso), mientras Einstein permaneció en Berlín.   Sin embargo, Mileva es obligada por su marido a volver con la familia a Berlín.Pero como el matrimonio ya estaba muy deteriorado, Einstein le impone por escrito unas duras “normas de convivencia”, que ella tenía que acatar (carta publicada en 1987, por su biógrafo Walter Isaacson):  “A. Te asegurarás de que: Mi ropa y la ropa de cama estén limpios y en orden; Yo reciba mis tres comidas de modo regular en mi cuarto; Mi habitación y estudio estén limpios, y especialmente de que mi escritorio sea para mi uso solamente. B. Renunciarás a toda relación personal conmigo, a menos que sea completamente necesaria por razones sociales. Específicamente, renunciarás a: Que yo esté en casa contigo; A que salga o viaje contigo. C. Obedecerás los siguientes puntos en tu relación conmigo: No esperarás ninguna intimidad conmigo, ni me los reprocharás de ninguna manera. Dejarás de hablarme si te lo solicito. Saldrás de mi habitación o estudio, inmediatamente y sin protestar, si te lo solicito. D. Te comprometerás a no hacerme menos delante de nuestros hijos, ya sea a través de tus palabras o de tu comportamiento."  (sic)  

Otro biógrafo, Jürgen Neffe, quien retrata un Einstein frío, inestable a nivel sentimental, asegura que Einstein afirmó que en aquella época: "trato a mi esposa como a una empleada a la que no puedo despedir; tengo mi propio dormitorio y evito estar a solas con ella" (sic)  

Pero la situación no mejoró y en 1916 Albert le pide el divorcio, que no se haría efectivo hasta 1919. En él, aseguran los biógrafos del científico, se firmó también una cláusula en la que Einstein se comprometia a dar a Mileva parte de la dotación económica del Premio Nobel en caso de llegar a conseguirlo (lo que sucedió en 1921). Elsa Löwenthal se convertirá después en su segunda esposa.   

Mileva destinó el dinero del Nobel en atención médica para su hijo Eduard, quien además de la enfermedad que ya arrastraba desde su nacimiento, fue diagnosticado de esquizofrenia en 1929. En 1965 muere en el centro Psiquiátrico Burghölzli de Zúrich. 



Einstein


Curiosamente, en su esquela no apareció el nombre de su madre sino lo siguiente: "Eduard Einstein. Hijo del fallecido profesor Einstein". Pero lo cierto es que los continuos brotes psicóticos de su hijo provocarían en Mileva una gran crisis nerviosa, llevándole a ser ingresada en el hospital con carácter urgente. Allí sufre varias embolias que le provocan la muerte. Fallece sola en el hospital de Zúrich el 7 de agosto de 1948. Fue enterrada en el Cementerio Friedhof Nordheim como Mileva Marić Einstein. 
Colaboradora necesaria 
 

Por muy sorprendente que parezca, Mileva Marić era una desconocida para la ciencia oficial y el público en general, hasta que en 1987 salieron a la luz las cartas que ella y Einstein se intercambiaron mientras fueron novios, entre 1897 y 1902. 

De este modo, en un simposium  sobre "el joven Einstein" organizado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (A.A.A.S.), en 1990, surge la polémica sobre la posible coautoría y contribución de Mileva en las primeras teorías de Einstein, lo que originó un debate que todavía sigue activo.  

A raíz de las posteriores investigaciones de biógrafos e historiadores, se piensa que los conocimientos matemáticos de Maleva Maric fueron decisivos para que Einstein pudiera desarrollar sus teorías, además de que los años más creativos de Einstein fueron los que ambos compartieron investigaciones. Después, la carrera del físico, a lo largo de cincuenta años más, ya no será tan brillante.   

Esta colaboración necesaria vendría reafirmada por varias cartas. Una de ellas dataría del “annus mirabilis” de 1905, donde Mileva escribió a una amiga: “Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido”. ​ 

Según el investigador Evans Harris, “la teoría de la relatividad comenzó con la tesis que Mileva escribió y presentó a la supervisión del profesor Weber, cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zúrich, cuya memoria se ha perdido".   

Harris también asegura que el “efecto fotoeléctrico tiene su origen en los trabajos de Mileva cuando estudiaba en Heidelberg con el profesor Lenard, al cual posteriormente le fue concedido el Premio Nobel de Física, por su trabajo experimental sobre el efecto fotoeléctrico”. 


Mileva Maric


En cambio, continúa afirmando Harris, la teoría del movimiento browniano es producto de Einstein y su interés por la termodinámica, pero a él “Mileva contribuyó con el trabajo matemático, describiendo el movimiento desordenado de las moléculas”. H.Walker, máximo defensor de la importancia crucial de Maric en la carrera de Einstein, se basa para ello en que Einstein utiliza la primera persona del plural cuando habla de sus avances (“nuestra teoría de las fuerzas moleculares”, “qué feliz y orgulloso estaré cuando, juntos, hayamos culminado nuestro trabajo”...). También alude al testimonio, no contrastado, del físico ruso Abraham F.Joffe, que habría visto en el famoso artículo sobre la teoría de la relatividad de 1905, inicialmente, la firma de Mileva junto a la de Einstein . Otro dato, al parecer, es que cuando Mileva patentó un aparato para medir corrientes eléctricas de baja intensidad a nombre de su marido y, al ser preguntada por qué no incluía su nombre, respondió: “No hace falta, los dos formamos una sola piedra”. 
Para Walker, además, el dinero aportado por Einstein a Mileva al recibir el Nobel sería una prueba evidente de la compra del silencio de Maric.  

No todos los autores están de acuerdo en adjudicar a Mileva Maric el papel de “activa colaboradora científica o inspiradora” aunque sí de colaboradora en cuestiones no relevantes. 

Pero lo cierto es que siempre se ha dicho que Einstein no era demasiado ducho en matemáticas y que sin embargo Mileva tenía un gran talento para ello. Por tal razón habría sido ella la que tradujese sus intuiciones en fórmulas. Además, el efecto fotoeléctrico, sobre el que solo ella recibió formación, serían la clave de los trabajos por los que Einstein, con su interpretación, recibió el Nobel. 

La polémica continua. 

 Olvido y reivindicación 

De lo que parece no haber duda es de que Mileva Maric, a pesar de no aparecer en los tratados de física ni ser conocida por el público, fue una gran matemática que podía haber alcanzado la gloria, incluso el Nobel, pero que su rol de mujer la acabó sumiendo en la sombra porque la ciencia estaba reservada a los hombres. 

Tampoco Mileva Marić reclamó la coautoría de los éxitos cosechados por su marido ni publicó nada por su cuenta después de separarse de Einstein. Así mismo, su coparticipación en las teorías de Einstein carecen de pruebas evidentes. 

Aún con todo, quizás se termine reivindicando su figura como se merece. 

De hecho, hace algún tiempo ha surgido una propuesta de la docente y estudiosa de física experimental Gabriella Greison a la Politécnica de Zúrich para la creación de un título universitario como homenaje póstumo a Mileva Maric y como símbolo del cambio de los tiempos. 

 

 

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