Leonor de Aquitania fue una de las mujeres más poderosas e influyentes de la Edad Media. Heredera de un vasto territorio que abarcaba el suroeste de Francia, se convirtió en reina consorte de Francia y luego de Inglaterra por sus matrimonios con dos reyes rivales: Luis VII y Enrique II. Fue madre de diez hijos, entre ellos dos reyes famosos: Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. Participó en la segunda cruzada, se rebeló contra su segundo esposo, gobernó como regente en ausencia de su hijo y fue una gran mecenas de las artes y la cultura. Leonor de Aquitania Una heredera codiciada Leonor nació en Poitiers en 1122, como hija y heredera de Guillermo X, duque de Aquitania y conde de Poitiers, y de Leonor de Châtellerault. Su padre le proporcionó una esmerada educación, que incluyó el aprendizaje del latín, la música, la literatura, la caza y la cetrería. A los quince años, quedó huérfana y heredó el ducado de Aquitania, uno de los más ricos y extensos de Europa, que se extendía des
Su obra, llena de universos asfixiantes y enajenados está considerada una de las más influyentes de la
literatura universal.
Kafka quiso que su obra fuera destruida al morir, pero gracias a una traición hoy la conocemos. Sin embargo, la polémica continúa.
Su obra

Franz
Kafka (1882-1924), que nació en Bohemia y era de origen judío, escribió toda su
extensa producción literaria en alemán.
Los
estudios dedicados a la obra del autor checo discuten todavía a día de hoy como
interpretar sus escritos. Las líneas de ensayo van desde la posible influencia de alguna ideología política
antiburocrática o anarquista, la de una religiosidad mística, o la de una
reivindicación de su minoría etnocultural (judía) a fijarse en el contenido
psicológico de sus obras. Otra multitud de estudiosos intentan
encontrarle sentido a la obra de Kafka, interpretándola en función de distintas
escuelas de crítica literaria, como por ejemplo la modernista, el
existencialismo o la realista mágica.
Otros
críticos consideran que bajo los renglones de Kafka no se encuentra ningún
sentido recóndito, que sus textos solo son historias y cuentos, rechazado las
lecturas esotéricas. El mundo de Kafka, dicen estos, no es nada oculto, sino un
mundo de los hombres, construido por ellos mismos, y expresado gracias a la
simplicidad y fácil naturalidad de su lenguaje. Cada frase vale literalmente lo que se
dice en ella.
Lo que no cabe duda, es que sus relaciones personales también
influyeron decisivamente en sus textos, particularmente con su padre, su
prometida (Felien Bauer) y su hermana Ottla.
Sólo
publicó algunas historias cortas durante toda su vida, por lo que su obra pasó
prácticamente inadvertida hasta después de su muerte.
Empezó a
ser famoso en los años 1920 en Austria y Alemania y en los años 1930 en
Francia, Inglaterra y Estados Unidos, aunque con interpretaciones muy dispares.
Sin embargo, su obra se apreció aún más después de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando
fueron publicados, los escritos de Kafka despertaron de inmediato el interés
del público y recibieron elogios de la crítica, lo que posibilitó su rápida
divulgación.
Su obra
marcó la literatura de la segunda mitad del siglo xx.
Todas sus páginas publicadas, excepto varias cartas en checo dirigidas a su
amiga y amante Milena, están escritas en alemán.
Los
protagonistas de sus obras se enfrentan a menudo a un mundo difícil basado en
reglas desconocidas o paradojas. Este simbolismo ha dado lugar a que en varias
lenguas se haya acuñado el adjetivo «kafkiano» para referirse a situaciones
absurdas, desesperantes o inexplicables.
Se dice
que su obra expresa como ninguna otra las ansiedades, las manías persecutorias
y la alineación del hombre del
siglo xx. Pero que Kafka representa mucho más que el estereotipo
de figura solitaria que escribe movida por la angustia, y que su trabajo era
mucho más deliberado y subversivo de lo que parecía ser. También se ha manifestado que Kafka era un gran irónico y que tenía un gran sentido del humor por lo que muchas veces, tras la lectura de sus escritos a sus amigos, estas terminaban en grandes risas por parte de todos.
Lo
ciertos es que sus obras pueden entenderse paralelamente por vías muy
distintas.

Su legado
Poco
antes de fallecer (Kafka murió a los treinta y nueve años de tuberculosis en un sanatorio austriaco),
pidió a su amigo y albacea, Max Brod, que destruyera todos sus manuscritos. Al
parecer, Brod
encontró, en una nota dirigida a él, lo que parecía ser la clara voluntad del
escritor checo: todos sus papeles, diarios, manuscritos, cartas, borradores y
bosquejos debían ser quemados.
Sin
embargo, Brod no le hizo caso. Igualmente, la última compañera de Kafka, Dora
Diamant, tampoco cumplió sus deseos totalmente ya que guardó en secreto la
mayoría de sus últimos escritos, entre ellos 20 cuadernos y 35 cartas, hasta
que la Gestapo los confiscó en
1933.
Cuando
los nazis entraron a Praga, Max Brod
partió en un periplo que concluiría en Palestina bajo protección
británica. Su equipaje incluía una maleta con los manuscritos de las novelas y
relatos breves de Kafka, así como el resto de sus papeles.
Desde
entonces, Max Brod editó y supervisó la publicación de la mayor parte de los
escritos de Kafka. En 1942, entró en la vida de Brod una secretaria, Esther
Hoffe, también refugiada de Praga, casada y con dos hijas. Hoffe fue quien se
encargó de cotejar las pruebas de imprenta con los originales manuscritos en
preparación para su publicación.
Cuando
Maxx Brod murió en 1968, declaró a Esther Hoffe, con la que ya le unía una
fuerte amistad, guardiana de sus bienes, incluyendo los papeles de Kafka.
Tiempo
después, Hoffe puso a la venta varios manuscritos, entre ellos, "El
Proceso", pero con el fallecimiento de Hoffe en 2007, sus hijas Eva y Ruth
heredaron la colección.
Las Hoffe
y la Biblioteca Nacional de Israel tuvieron un tira y afloja debido a la
interpretación del testamento de Brod. Al parecer, este establecería que los
documentos debían ir a parar a una biblioteca o universidad. Aunque firmaron un
acuerdo, las Hoffe no autorizaron jamás la entrega de los bienes de Brod a la
biblioteca israelí.
La
biblioteca nacional de Israel sigue presionando para que se abran las cajas
depositadas en Zurich y Tel Aviv conteniendo manuscritos no clasificados de
Kafka (nadie está seguro del contenido de las cajas, pero los catedráticos más
optimistas esperan hallar tesoros literarios), ya que parece que la intención
de las hermanas Hoffe es el de trasladarlas a Alemania para venderlos.
Actualmente,
el legado literario de Kafka, pues, se lo disputan Israel, Alemania, y la familia Hoffe.