Fue una obra inconclusa de finales
del s.XVIII que pretendía unir fluvialmente Madrid con el océano Atlántico.
El canal navegable hubiese tenido
771 km y se abastecería principalmente de las aguas de cuatros ríos:
Guadarrama, Manzanares, Tajo y Guadalquivir.
El proyecto
El documento que contiene el
proyecto del canal del Guadarrama se denominó: Relación del proyecto de un
canal navegable desde el río Guadarrama al Océano, que pasará por Madrid,
Aranjuez, La Mancha y Sierra Morena: orden y método para acertar en su
ejecución y se conserva en el
Archivo Histórico Militar de Madrid.
La idea surgió treinta años
después de la finalización del canal de Castilla (1751-1755) y fue diseñado por el ingeniero de origen
francés Carlos Lemaur que había colaborado, junto a Antonio de Ulloa, en el
anterior proyecto. Esta iniciativa, al igual que su homónima y precedente,
estuvo marcada por los avatares y las continuas dificultades. En esta ocasión,
Lemaur contó con la colaboración de sus cuatro hijos para la elaboración del
proyecto.
Fueron necesarios tres meses para
realizar los estudios de nivelación y el cálculo de los costes. El diseño final
fue presentado el 7 de noviembre de 1785 al
Banco de San Carlos. Sin embargo, pocos días después de la firma del acuerdo de financiación, Lemaur se suicidó.
Durante los siguientes dos años el
acuerdo quedó bloqueado ya que se sucedieron los pleitos entre el banco y los
herederos de Lemaur acerca de la propiedad intelectual y el trazado concreto
del canal. Finalmente, el banco accedió a financiar las obras, a pesar de las
dificultades económicas por las que atravesaba en esos momentos.
Así pues, el canal empezó a
construirse en 1787. Como medida para abaratar costes, la mano de obra que se
utilizó, en vez de soldados, fueron prisioneros condenados a trabajos forzados.
La primera fase, la única que
llegó a ejecutarse, comprendía la realización de la presa de El Gasco, sobre el río
Guadarrama, y un tramo de 27 km, que
conectaba este punto con el río Manzanares.
Dos años después de su comienzo se
paralizaron las obras dado que se produjo el derrumbe de parte de la presa
construida debido, según la versión oficial, a las filtraciones provocadas por
una gran tormenta.
En 1892, hubo un nuevo intento de
proseguir con las obras, con la finalidad de que las infraestructuras
inacabadas pudieran aprovecharse para abastecimiento de agua a Madrid, pero no
fecundó.
El objetivo
Mediante la obra del canal del
Guadarrama se pretendía realizar un canal navegable de 771 km, que, salvando un
desnivel de 700 m, hubiese unido fluvialmente la ciudad de Madrid con el océano Atlántico, comunicando las aguas de cuatro
ríos principales: Guadarrama, Manzanares, Tajo y Gualquivir.
El punto de origen del canal era
la presa de El Gasco, situada en la confluencia de los términos municipales de
Torrelodones, Galapagar y Las Rozas de Madrid (Madrid).
La función de este embalse era
tomar agua del Guadarrama y llevarla hasta el Manzanares a la altura de Madrid
para que este último río incrementara su caudal y hacer posible su navegación.
El canal debía unirse después con
el río Jarama hasta llegar a Aranjuez para unirse con el Tajo. Proseguiría
después por Tembleque (Toledo) y allí conectaría con una nueva presa, que se
había proyectado construir sobre el cauce del Riansares, cerca de Corral de Almaguer, para facilitar la remontada de la depresión del Tajo.
A su paso por La
Mancha el canal iría surtiéndose de aguas de diversos ríos (Cigüela, Záncara,
Jabalón) mediante una presa de captación en Villanueva de los Infantes (Ciudad
Real).
En la parte final, una vez
atravesado el desfiladero de Despeñaperros y con aportación de aguas de otros
tantos pequeños ríos, el canal llegaría a Córdoba y Sevilla donde confluiría
con el Guadalquivir, río que es navegable desde esta última ciudad hasta su
desembocadura en Sanlucar de Barrameda (Cádiz).
La presa de El Gasco
La presa de El Gasco (con un
presupuesto de 180 millones de reales y unas obras dirigidas por Carlos y
Manuel Lemaur, hijos del autor del proyecto) se llevó a cabo en una cerrada del
río Guadarrama, junto al monte del mismo nombre (hoy incluido en el Parque
Regional del curso medio del río Guadarrama).
Fue proyectada como la más alta
del mundo en su momento, con un total de 93 m, de los cuales sólo pudieron
construirse 53 m. de altura y 251 de longitud. La anchura oscila entre los 72 m
de la base y los cuatro de la parte superior.
El muro que se conserva tiene una
longitud de 251 m y una anchura de 72 m en la base y de cuatro en la parte
superior. El parámetro de aguas arriba, el mejor conservado, tiene una inclinación
de 60º, mientras que en el de aguas abajo rozaba la vertical, pero este quedó
destruido en la tormenta de 1799.
El río Guadarrama salva la presa mediante una bóveda de cañón y el conjunto
está realizado en mampostería de granito.
En las inmediaciones de la presa,
existen canteras y graveras, de las cuales se extraía el material necesario
para las obras.
Las obras duraron doce años, que
estuvieron marcados por las adversidades, no sólo económicas que condicionaron
los plazos de ejecución, sino también una epidemia de paludismo que acabó con
la vida de numerosos trabajadores (todos ellos presidiarios que cumplían de ese
modo su condena).
Ya en su tiempo surgieron dudas
sobre la viabilidad técnica de la presa. Esta se abandonó definitivamente el 14
de mayo de 1799 después de la fuerte tormenta que terminó derribando parte del
muro meridional cuando se llevaban 53 m construidos, sin embargo, hay técnicos
e historiadores actuales que sostienen que la presa estaba mal proyectada (no
por Carlos Lemaur sino por sus hijos) y que en cualquier momento, antes o
después, hubiese caído.
Los restos
Los restos del Canal de Guadarrama
se conservan y pueden apreciarse todavía en los términos municipales de la
Comunidad de Madrid de Galapagar, Las Rozas y Torrelodones.
Del tramo de 27 km que pudo
ejecutarse, se conservan en buen estado diferentes restos, localizados, en su
mayor parte, en el término municipal de Las Rozas y Torrelodones, sobre todo en
las urbanizaciones de Molino de la Hoz, Monte verde y Dehesa de Navalcarbón
(aquí el Ayuntamiento de Las Rozas ha llenado de agua distintos
tramos del cajeado, mediante la desviación de un arroyo próximo, que garantiza
un flujo constante).
El vestigio que mejor se conserva
es el cajeado, es decir, los pequeños acueductos a través de los cuales se daba paso inferior a los riachuelos con
los que el canal se cruzaba.