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MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI: EL GENIO DEL RENACIMIENTO QUE TAMBIÉN FALSIFICABA OBRAS DE ARTE

  Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) es considerado uno de los mayores artistas de la historia, por sus obras maestras en escultura, pintura, arquitectura y poesía.  Sin embargo, pocos saben que en sus inicios también se dedicó a la falsificación de arte, con el fin de demostrar su talento, ganar dinero o burlarse de los expertos. Miguel Ángel Buonarroti "Eros durmiente" y dibujos ahumados Según los biógrafos de Miguel Ángel Buonarroti, este realizó algunas obras que hizo pasar por antiguas como la escultura de "Eros durmiente" que vendió al cardenal Raffaele Riario.  Sin embargo, el engaño no duró mucho. El cardenal pronto se enteró de que la estatua era una falsificación moderna, y quiso devolverla al vendedor. Pero para entonces, Miguel Ángel ya se había hecho famoso por su “Piedad”, que se exhibía en la Basílica de San Pedro. No obstante, el cardenal, lejos de enfadarse se convirtió en el primer patrocinador de Miguel Ángel y le encargó otras dos obras: un &quo

GALA: LA MUJER QUE INSPIRÓ A DALÍ Y A OTROS SURREALISTAS

Gala fue una mujer con una personalidad compleja y fascinante cuya libertad sexual y su visión artística la convirtieron en un personaje polémico y admirado. 

Gala marcó la vida y la obra de dos de los más grandes artistas del siglo XX: Paul Éluard y Salvador Dalí. Pero no sólo fue musa, sino también escritora y artista además de saber reconocer el talento y la genialidad allí donde estuviera.

Gala


Infancia difícil, juventud rebelde

Gala, nació como Elena Ivánovna Diákonova en 1894 en Kazán, una ciudad del Imperio ruso, en el seno de una familia culta e intelectual. Su padre era funcionario del Ministerio de Agricultura y su madre era una ávida lectora de los clásicos rusos. Gala tuvo tres hermanos: Vadim, Nikolái y Lidia. Su infancia estuvo marcada por la muerte de su padre cuando ella tenía once años y por el traslado a Moscú, donde su madre se casó con un abogado judío al que Gala consideraba su verdadero padre. 

Fue una alumna brillante que recibió una buena educación en el instituto femenino M. G. Brukhonenko. Sin embargo, su salud se deterioró por culpa de la tuberculosis, una enfermedad que padecía desde niña. En 1912, su familia decidió ingresarla en un sanatorio de Clavadel, en Suiza, donde conoció al que sería su primer marido: Paul Éluard, un joven poeta francés que también sufría de tuberculosis. Entre ellos surgió un amor intenso y apasionado que les llevó a escapar del sanatorio en 1914 y a prometerse en matrimonio.

Gala regresó a Rusia y Éluard se alistó en el ejército francés para luchar en la Primera Guerra Mundial. Durante dos años se mantuvieron en contacto por carta hasta que Gala pudo viajar a París para casarse con Éluard en 1917, mientras tanto, había vivido en casa de su futura suegra sin estar casada, toda una rareza en la época. Al año siguiente nació su única hija, Cécile, a la que Gala nunca prestó mucha atención, pues detestaba la vida maternal. 




Musa surrealista

Gala y Éluard se integraron en el ambiente vanguardista de París y se relacionaron con los principales exponentes del movimiento surrealista, como André Breton, Louis Aragon, Philippe Soupault o Max Ernst. Gala no solo fue una inspiración para estos artistas, sino que también participó activamente en sus proyectos literarios y artísticos. Colaboró con Éluard en la escritura de algunos poemas y libros, como Répétitions (1922) o Capitale de la douleur (1926), y posó para varios pintores y fotógrafos surrealistas.

Paul Eluard


Gala también mantuvo una conducta sexual liberal y abierta que escandalizaba a la sociedad del momento. El matrimonio con Éluard era de conveniencia y ambos tenían amantes ocasionales o estables. Gala tuvo una relación sentimental con el pintor Max Ernst entre 1922 y 1924, que convivió con ellos durante un tiempo. También se le atribuyeron romances con otros artistas como René Char, René Crevel o Louis Aragon.

En 1929, Gala viajó a Cadaqués con Éluard y otros amigos surrealistas para visitar al joven pintor Salvador Dalí, que les había invitado a conocer su obra. Allí se produjo el encuentro decisivo entre Gala y Dalí, que se enamoraron perdidamente el uno del otro, o eso al menos es lo que dicen algunos biógrafos. 

Gala quedó fascinada por la personalidad y el talento de Dalí, y él vio en ella a su musa ideal, a su compañera inseparable y a su cómplice creativa. 

Gala abandonó a Éluard y se instaló con Dalí en Portlligat, donde construyeron su refugio artístico y sentimental.  Se convirtió en el principal modelo y colaboradora de Dalí representándola este en numerosas obras.

Se casaron por lo civil en 1932 y por la Iglesia en 1958, tras la conversión al catolicismo de Dalí. Gala fue la única mujer con la que Dalí mantuvo una relación estable, aunque él, según se afirma, era impotente y ella seguía teniendo otros amantes, sobre todo jóvenes artistas a los que protegía y promocionaba. Dalí toleraba estas infidelidades y las consideraba una prueba de amor.

Una vida entre el arte y el lujo

Gala y Dalí vivieron una vida intensa y extravagante, viajando por Europa y Estados Unidos, codeándose con famosos y millonarios, y creando obras maestras del arte moderno. 

Gala y Dalí


Gala era una mujer ambiciosa y caprichosa, que disfrutaba del lujo y del poder. Le gustaba vestir con elegancia, coleccionar joyas y antigüedades, y rodearse de admiradores. En 1968, Dalí le regaló el castillo de Púbol, en Gerona, donde ella pasaba largas temporadas sin él. Allí recibía a sus amantes y a sus amigos, y se dedicaba a la lectura, al arte y a escribir, incluidas sus memorias.  

Gala también pintaba cuadros al óleo, que firmaba con el nombre de Gala Salvador Dalí y creó sus propios objetos surrealistas, convirtiéndose en uno de los personajes más icónicos del movimiento.

Gala murió en 1982 en su casa de Portlligat, a los 87 años de edad. Su salud se había deteriorado por el alcoholismo y el abuso de medicamentos. Dalí estaba muy enfermo y deprimido, y no pudo asistir al funeral. Gala fue enterrada en el castillo de Púbol, donde Dalí se trasladó después para estar cerca de ella. Dalí murió seis años después, en 1989, en Figueras.

Proyecto daliniano

Gala fue una figura extremadamente influyente en la vida y obra de Dalí. No solo fue su musa y compañera sentimental, sino que jugó un papel importante en la promoción de la carrera de Dalí. A través de sus conexiones y habilidades sociales, Gala estableció contactos con influyentes personas del mundo del arte y facilitó oportunidades para la exposición y venta de las obras de Dalí. Además, ella fue una figura central en el círculo artístico y literario de la época, lo que ayudó a difundir la fama y el reconocimiento de Dalí. Gala fue la manager y la protectora de Dalí, encargándose de sus asuntos financieros y legales, y defendiéndolo de las críticas y los ataques. 

También fue su inspiración y su guía, aportando ideas y sugerencias para sus pinturas y sus proyectos, configurando inequívocamente su estilo artístico. Gala se convirtió en la principal fuente de inspiración de Dalí, fue su modelo recurrente, apareciendo en numerosas obras del artista, pues encarnaba para Dalí la figura de la mujer ideal y simbolizaba el misterio, la sensualidad y el deseo. Además, Gala y Dalí compartían una profunda fascinación por el psicoanálisis de Sigmund Freud, lo que se reflejó en las temáticas recurrentes de los sueños, el subconsciente y los impulsos sexuales en la obra de Dalí.

Gala y Dalí


Por ello a Gala hoy se la reconoce abiertamente como coautora de muchas de sus obras y en general del proyecto daliniano que ambos elaboraron conjuntamente. Gala participó activamente en la creación y composición de muchas de sus obras. Ambos trabajaron juntos en proyectos artísticos, como escenografías teatrales y diseños de vestuario. La colaboración de Gala aportó una perspectiva creativa adicional y contribuyó a la originalidad de las creaciones conjuntas.

Gala también desempeñó un papel fundamental en la configuración de su estilo artístico. Influyó en la evolución del estilo y la técnica de Dalí. Su relación con ella lo impulsó a experimentar y a desarrollar su propio lenguaje artístico surrealista. Gala alentó a Dalí a explorar nuevas ideas y a romper barreras creativas, lo que se tradujo en la incorporación de elementos simbólicos, ilusiones ópticas yuxtapuestas y un realismo detallado en su obra.

Gala no fue en su momento reconocida como artista y creadora en el sentido tradicional. Sin embargo, desempeñó un papel importante en el mundo del arte a través de su colaboración y su influencia en la obra de Dalí. Aunque Gala no se dedicó de manera activa a la creación artística, su presencia y participación en el proceso creativo dejaron una marca significativa en el trabajo de Dalí.

Gala y Dalí


No obstante, Gala sí era conocida por su agudo sentido de la estética y su talento para reconocer el potencial artístico en las ideas de Dalí. Aportaba sugerencias y opiniones valiosas en la elaboración de las composiciones y temáticas de sus obras conjuntas. Su relación con Dalí fue altamente simbiótica.

Gala fue una mujer misteriosa y controvertida, que despertó admiración y rechazo a partes iguales. Fue una artista surrealista, pero no buscó reconocimiento en nombre propio, sino que fue musa de sus maridos y coautora de Dalí, con una influencia profunda y duradera. Fue una mujer libre e independiente, que supo vivir según sus propias reglas y cuyas ideas dejaron una huella imborrable en la historia del arte.

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