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MARIANO DE CAVIA: EL PERIODISTA QUE "INCENDIÓ" EL MUSEO DEL PRADO PARA SALVAR SU PATRIMONIO

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Mariano de Cavia La madrugada del 25 de noviembre de 1891, una noticia de última hora conmocionó a la sociedad madrileña: el  Museo del Prado, la joya de la corona del patrimonio artístico español, ardía en llamas, reduciendo a cenizas los lienzos de Velázquez, Goya y Tiziano   . Multitudes aterrorizadas corrieron hacia el Paseo del Prado para ser testigos de la catástrofe, solo para encontrar el majestuoso edificio en perfecta calma, iluminado por la luna, completamente intacto  . El autor de este ingenioso y trascendental bulo fue  Mariano de Cavia , uno de los periodistas más brillantes, contradictorios e influyentes de la España de la Restauración  . La narrativa superficial recuerda este episodio como una simple "broma" o una "falsa alarma", un precedente español de la famosa radionovela de Orson Welles,  La Guerra de los Mundos   . Sin embargo, esta explicación simplista oculta una realidad mucho más compleja y fascinante. Lejos de ser una traves...

AURORAS BOREALES: MARAVILLAS DE LUZ EN EL CIELO NOCTURNO

Las auroras boreales son luces de colores que se pueden ver en el cielo nocturno de algunas regiones del hemisferio norte, como Escandinavia, Canadá, Alaska o Rusia. También se pueden observar en el hemisferio sur, donde se llaman auroras australes, pero son menos frecuentes y visibles. 

El nombre de aurora boreal proviene de la diosa romana del amanecer, Aurora, y del dios griego del viento del norte, Bóreas.




¿Por qué se producen?

Las auroras boreales se producen por la interacción entre el campo magnético de la Tierra y las partículas cargadas que provienen del Sol. El Sol emite constantemente un flujo de partículas llamado viento solar, que viaja por el espacio a gran velocidad. Cuando estas partículas llegan a la Tierra, la mayoría son desviadas por el campo magnético, que actúa como un escudo protector. Sin embargo, algunas partículas consiguen entrar por los polos, donde el campo magnético es más débil, y colisionan con los átomos y moléculas de la atmósfera. Al hacerlo, los excitan y les hacen emitir luz de diferentes colores, según el tipo de partícula y el gas atmosférico involucrado.





Los colores más habituales de las auroras boreales son el verde y el rosa, que se deben a la emisión de luz de los átomos de oxígeno y de las moléculas de nitrógeno, respectivamente. También se pueden ver otros colores, como el rojo, el azul o el violeta, que dependen de la altitud y la energía de las partículas. Las auroras boreales pueden adoptar diversas formas y movimientos, como arcos, cortinas, rayos o espirales, que varían según la intensidad y la dirección del viento solar y del campo magnético terrestre.




Sin predicción 

Las auroras boreales no se pueden predecir con exactitud, ya que dependen de la actividad solar, que es variable y compleja. Sin embargo, se pueden estimar las probabilidades de observarlas en función de algunos factores, como la época del año, la hora del día, la latitud, la meteorología y el ciclo solar. En general, las auroras boreales son más frecuentes y visibles en los meses de invierno, entre septiembre y marzo, cuando las noches son más largas y oscuras.





También se suelen ver mejor entre las 21:00 y las 03:00 horas, cuando el Sol está en el lado opuesto de la Tierra. Además, cuanto más cerca se esté del polo norte, mayor es la posibilidad de verlas, aunque también se pueden observar en latitudes más bajas si el viento solar es muy intenso. 

Por otro lado, se necesita un cielo despejado y sin contaminación lumínica para poder apreciarlas mejor. Finalmente, el ciclo solar, que dura unos 11 años, influye en la frecuencia e intensidad de las auroras boreales, ya que determina el número de manchas solares, que son zonas donde se producen erupciones que liberan grandes cantidades de partículas.

Espectáculo natural 

Las auroras boreales son un espectáculo natural que ha maravillado a la humanidad desde la antigüedad. Muchas culturas les han atribuido diversos significados y leyendas, relacionados con sus creencias y tradiciones. 





Por ejemplo, los vikingos creían que las auroras boreales eran el reflejo de las armaduras de las valquirias, que eran las guerreras que llevaban a los héroes caídos al Valhalla. Los inuit pensaban que las auroras boreales eran los espíritus de los animales y de los ancestros, que bailaban en el cielo. Los sami, un pueblo indígena de Escandinavia, consideraban que las auroras boreales eran manifestaciones de dioses y espíritus, y que había que guardar silencio y respeto ante ellas. Los chinos imaginaban que las auroras boreales eran dragones de fuego que escupían llamas. Los japoneses creían que las auroras boreales eran señales de buena fortuna y fertilidad.

Admiración turística

Hoy en día, las auroras boreales son objeto de estudio científico y de admiración turística. Muchas personas viajan a los países nórdicos para contemplar este fenómeno único y mágico, que les ofrece una experiencia inolvidable. Las auroras boreales son una muestra de la belleza y la complejidad de la naturaleza, que nos invita a conocerla y a cuidarla

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