Leonor de Aquitania fue una de las mujeres más poderosas e influyentes de la Edad Media. Heredera de un vasto territorio que abarcaba el suroeste de Francia, se convirtió en reina consorte de Francia y luego de Inglaterra por sus matrimonios con dos reyes rivales: Luis VII y Enrique II. Fue madre de diez hijos, entre ellos dos reyes famosos: Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. Participó en la segunda cruzada, se rebeló contra su segundo esposo, gobernó como regente en ausencia de su hijo y fue una gran mecenas de las artes y la cultura. Leonor de Aquitania Una heredera codiciada Leonor nació en Poitiers en 1122, como hija y heredera de Guillermo X, duque de Aquitania y conde de Poitiers, y de Leonor de Châtellerault. Su padre le proporcionó una esmerada educación, que incluyó el aprendizaje del latín, la música, la literatura, la caza y la cetrería. A los quince años, quedó huérfana y heredó el ducado de Aquitania, uno de los más ricos y extensos de Europa, que se extendía des
Con la
llegada de la dinastía Borbón a España, en
el siglo XVIII, se empezará a aplicar el
modelo francés de las Reales
Fábricas.
Muchas
de manufacturas reales se dedicaban a la fabricación de objetos de lujo para el
consumo, en primer lugar, de los propios palacios reales.
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Real Fábrica de Tapices |
Fábricas de lujo para consumo
propio
Las manufacturas reales fueron instalaciones industriales que
se crearon por iniciativa de los monarcas absolutos durante el Antiguo Régimen
como una medida proteccionista de la política mercantilista.
Estas manufacturas reales trataban, por un lado, de ofrecer
trabajo a los ciudadanos, y por otro, proteger la producción y el comercio del
propio país, sobre todo de objetos de lujo pues de no ser así se habrían comprado en el
exterior, con lo que la balanza de pagos se
desequilibraba.
Se perseguía pues no sólo el autoabastecimiento de productos de lujo por parte de
los propios monarcas para sus palacios, sino que las clases altas imitasen las
costumbres del rey y así obtener un público consumidor aún mayor, con
protección arancelaria incluida.
Los
primeros testimonios de esta política de fabricas reales habría de ser la
política de Colbert en Francia, durante
el reinado de Luis XIV, tiempo en el que se creó la manufactura de los
Gobelinos, a partir de 1662, dedicada a tapices, alfombras y otros textiles).
Real Fábrica de Cristal de La Granja |
Con la
llegada de los borbones a España sucederá algo muy parecido y se empezarán a
crear manufacturas reales de inspiración colbertista para consumo propio
aplicando una economía mercantilista que rompía con la tradicional, escasa y poco productiva
artesanía familiar de la época de los
Austrias.
Estas
Reales Fábricas eran grandes talleres con más mano de obra que en los talleres
gremiales y con algo más de tecnología dedicadas a la producción de bienes de
lujo, por lo que la Casa Real, la Iglesia, la nobleza y la alta burguesía eran
sus principales clientes.
La política mercantilista cambió en el reinado de Carlos III hacia un mayor
liberalismo económico, ya que se pretendió estimular más la iniciativa privada.
Para ello se generó un verdadero debate en el seno del poder, con el concurso
de las Sociedades Económicas de Amigos del País, sobre los gremios. La
Ilustración española era contraria a los gremios porque consideraba que
coartaban la libertad, la innovación y la competencia, y buscó su reforma
procurando restarles poder. Otra de las grandes novedades del reinado fue la
Real Cédula de 1783 que suprimía la deshonra legal de los oficios, intentando
terminar por vía legal con una mentalidad contraria al trabajo manual muy
arraigada en España.
Resulta
evidente que algunas manufacturas reales generaron importantes concentraciones
de capital y trabajo, cubrieron una demanda y produjeron avances técnicos y
laborales dignos de tener en cuenta. Ahora bien, económicamente no resultaron
viables. En unos casos porque la demanda de sus artículos era escasa, en otros
porque los precios debían responder a criterios políticos, en las más de las
ocasiones porque no pudieron competir con otros productos extranjeros ni dentro
ni fuera de España. Además, como quiera que representaron un gran dispendio
para el erario público, los gobernantes tuvieron muchas
vacilaciones en cuanto a los apoyos que debían prestarse. La inmensa mayoría desaparecieron en poco tiempo y hoy día no se conserva más que alguna de ellas.
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Decoración del Palacio Real con porcelana del Buen Retiro |
Reales
fábricas en España
En el
entramado de redes de las Reales Fábricas las había dedicadas a la fabricación
de textiles: como la Real Fábrica de Mantelería de La Coruña; las de paños y
sarguetas de San Carlos en Guadalajara, de Brihuega, de Ezcaray, de Segovia, de
Alcoy y San Fernando de Henares; de sedas en Talavera de la Reina, Murcia y
Valencia; de lencería de la Granja de San Ildefonso y León; la de holandillas y
bocacies de Madrid; la de hilados de algodón de Barcelona y Avila; o la de
hules de Cádiz; sin olvidar la Real Fábrica de Tapices de Madrid que perdura en
la actualidad y que fue fundada por Felipe V que se dedicaba a la realización
de tapices alfombras y reposteros.
Pero también a la fabricación de armas
de artillería, cañones y pólvora como las de Toledo, Murcia, Sevilla, Madrid,
Orbaiceta, Trubia, Jimena de la Frontera, etc. A la fabricación de cerámica,
loza y porcelana como la de Alcora, Sargadelo, del Buen Retiro o La Moncloa
(Madrid) o la de azulejos de Valencia. A tabacos como la de
Cádiz, La Coruña, Madrid y Sevilla. A abanicos, a aguardiente, a cera, a papel,
a coches, a relojes, a sombreros, o a cristal como la Real Fábrica de la Granja
de San Ildefonso hoy reconvertida en Centro Nacional de Vídrio.
Las
Reales Fábricas también tuvieron su reflejo en el fomento de los astilleros de
Cádiz, Cartagena y Ferrol. La producción de barcos adquirió un gran desarrollo
permitiendo que España contase con la tercera flota más importante después de
la inglesa y la francesa.
Al Nuevo
Mundo también llegaron las manufacturas reales españolas donde se implantaron,
entre otras, la Real fábrica de Aguardiente de Guayaquil, la de tabacos en La
Habana y México y de pólvora también en México.