Su pintura refleja una visión
pesimista de España, que comparte con la Generación del 98.
Su
peculiar y trágico expresionismo le encumbró como el mejor cronista gráfico de
la España de su época.
Pesimismo y costumbrismo
José Romano Gutiérrez-Solana y Gutiérrez-Solana nació en Madrid
(España) un 28 de febrero de 1886.
Comienza
sus primeros pasos en el dibujo con su tío José Díez Palma, catedrático de
dibujo en la, y a los catorce años ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San
Fernando (1900-1904).
Entre
1909 y 1917 sus padres trasladaron su residencia a Santander por lo que el
joven Solana vivió esos años a caballo entre la ciudad cántabra y Madrid, pero
también haciendo frecuentes viajes por
las dos Castillas, Aragón y Andalucía, tomando bocetos y apuntes.
Después de permanecer por algún
tiempo en el extranjero, en 1919 se instala de nuevo en Madrid. Disfrutando del
dinero que le pasaba su padre, toma lecciones de canto, se aficiona al cine, a
los toros (llegó incluso a ser peón de la cuadrilla del torero
Bombé), a los
carnavales, los bailes, los merenderos, los cementerios, los hospitales, los
burdeles y al ambiente del lúmpen y del
Rastro madrileño.
También se hace asiduo del Museo
del Prado, el Museo Arqueológico y de las tertulias del Nuevo Café Levante
donde alterna con Valle Inclán, Ricardo Baroja, Romero de Torres y Zuloaga; así
como del café de Pombo que preside Gómez de la Serna donde conocerá a otros
pintores, escritores e intelectuales como Francisco Iturrino, los hermanos
Azubiarre, Manuel Abril, Anselmo Miguel Nieto, José Bergamín, Tomás Borrás,
Salvador Bartolozzi y José Cabrero.
Precisamente, su afición a este tipo de
reuniones intelectuales lo plasmará más tarde en su obra La tertulia del Café de Pombo (1920)
que es, tal vez, la obra más emblemática de José Gutiérrez Solana, hoy expuesta en
el Museo Reina Sofía.
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Autorretrato |
Pero todo ello también le permite estudiar al pueblo madrileño
profundamente, como se puede comprobar en sus cuadros y en sus escritos, en los
que retrata la España del momento.
Su interés por representar temas de tono costumbrista y, en
especial, por reflejar la vida callejera del Madrid de su época, aparece en
obras como El ciego de los romances, Los payasos, Los traperos, El rastro o Carnaval. En ellas tiende a utilizar colores oscuros y
a recrearse en la dureza de los rostros de sus personajes. Los trazos negros,
los colores pardos y un pincel duro y doliente son rasgos característicos de su
particular estilo, nada académico, pero también ajeno a las vanguardias.
Aunque
la obra de Solana fue inicialmente rechazada por la crítica de la época, va a
obtener diversos galardones participando regularmente en las Exposiciones
Nacionales de Bellas Artes (con la Mención de Honor en la Exposición Nacional
de Bellas Artes de1906; Medalla de Honor en la de Madrid de 1922 y de Barcelona
en 1942), en las colectivas del Círculo de Bellas Artes (Medalla de Oro en
1943), en el Salón de Otoño de Madrid (Medalla de Oro en 1942) y en el Ateneo de
Santander. A título póstumo se le concedió la Medalla de Honor de la Exposición
Nacional de Bellas Artes (1945).
.
En 1922
es invitado por primera vez a la Bienal Internacional de Venecia donde presenta
sus obras en el Pabellón Español de la XIII edición. En los años siguientes,
expone también en Nueva York, México, Brooklyn, Pittsburgh, Venecia, La Haya y
París (su primera exposición en Paris en 1928 resultó un fracaso).
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Al mismo
tiempo que su obra pictórica se internacionaliza, Gutiérrez Solana publicará sus escritos como: Madrid: escenas
y costumbres (1913 y 1918, dos vols.), La
España negra (1920), Madrid callejero (1923), Dos pueblos de Castilla (1924) y Florencio Cornejo (1926).
Sin
embargo, ahora que tiene cierto prestigio y reconocimiento dentro y fuera de
España, la Guerra Civil provocará su exilio en París, junto a su hermano
Manuel, en 1937. Es en esta etapa cuando escribe sus cuadernos de París. En 1939
los hermanos regresan a España, previa publicación de un escrito de adhesión al
Movimiento Nacional en la revista España.
Gutiérrez
Solana morirá en Madrid el 24 de junio de 1945. Habiendo testado a favor de su hermano Manuel que, al
adoptar a Emilia, joven al cuidado de los hermanos en la casa familiar durante
muchos años, convierte a ésta en legítima heredera de los bienes del pintor.
El
archivo Solana fue adquirido por el Estado a Emilia Gutiérrez-Solana Maillo en
1999. Comprende documentos de gran interés para el estudio del artista en todas
sus facetas. Incluye más de ochenta manuscritos -entre los que destacan
los apuntes de París, objetos, artículos periodísticos, fotografías, obras y
bocetos originales de diferentes autores y otros materiales, junto con la
biblioteca personal del artista, muchos de cuyos libros están dedicados por sus
autores, así como algunas publicaciones posteriores al fallecimiento del
artista, procedentes de la biblioteca familiar.
Estilo
y obras
A su
pintura, de gran carga social, se la ha tachado de “feista” por destacar la
miseria de una España sórdida y grotesca mediante el uso de una pincelada densa
y de trazo grueso en la conformación de sus figuras. Su paleta tenebrista
resalta el oscurantismo de la España del momento, por lo que los ambientes y
escenarios de sus cuadros son siempre arrabales, rastros, ferias, tabernas, comedores
de pobres, coristas, puertos pesqueros, carnavales, tullidos, prostíbulos,
ejecuciones, etc.. Los colores predominantes de su paleta serán el ocre y el
negro.
Su obra
puede estructurarse en torno a tres temas: las fiestas populares (El
entierro de la sardina), los usos y costumbres de España (La visita del
obispo) y los retratos (1920, Mis
amigos).
Trabaja
también el grabado, generalmente al aguafuerte, insistiendo en una técnica
directa y más bien ruda, de trazos gruesos. Salvo alguna rara excepción, los
diseños repiten los modelos de sus pinturas.
Como
escritor posee un estilo semejante. Va a reflejar de forma muy descriptiva,
vigorosa y enérgica la estampa costumbrista de su época.. Por ello la mayoría
de sus obras son libros de viajes. También escribió una novela, Florencio Cornejo, en 1926.
No
obstante, a pesar de la notable originalidad de sus obras, posee influencias (tanto
en temas como en composición) de algunos pintores españoles del tenebrismo
barroco como Valdés Leal, Ribera, Goya, Zurbarán, EI Greco y el primer
Velázquez, aunque también de Brueghel el Viejo.
En la década de los 20 alcanza
su madurez pictórica, sus lienzos adquieren un gran tamaño lo que contribuye a
incrementar la monumentalidad de los personajes en ellos representados. Aplica
el color con mayor armonía y su paleta se aclara y perfecciona.