Fernando VII fue uno de los reyes más polémicos y controvertidos de la historia de España. Su reinado, que abarcó desde 1808 hasta 1833, con una breve interrupción entre 1810 y 1814, estuvo marcado por las guerras, las conspiraciones, las intrigas, las revoluciones y las traiciones. Fernando VII Primera traición Fernando VII traicionó a su pueblo en varias ocasiones, tanto por acción como por omisión, y se ganó el apodo de "el rey felón" por su falta de lealtad, de honradez y de respeto a la Constitución y a las Cortes. La primera traición de Fernando VII se produjo en 1808, cuando se alió con Napoleón Bonaparte para derrocar a su padre, Carlos IV, y hacerse con el trono de España. Fernando VII aprovechó el descontento popular contra Carlos IV y su valido, Manuel Godoy, que habían firmado el Tratado de Fontainebleau con Francia, permitiendo el paso de las tropas francesas por territorio español para invadir Portugal. Fernando VII encabezó una conjura palaciega contra su pa
Louisa Beresford fue una pintora, acuarelista y filántropa inglesa de la época victoriana a la que se le atribuyen más de 74 retratos.
Formo parte del entorno de los pintores prerrafaelitas, por lo que además de ser modelo de alguno de ellos, el estilo influyó en sus obras.
Louisa por F. Grant |
Una vida filantrópica
Louisa Anne Stuart nació en 1818,
y por casualidad en París, ya que su padre era el embajador británico en la
corte francesa. También fue la hermana menor de la primera virreina inglesa de
la India.
La infancia de Louisa en París se
caracterizó por su temprana incursión en el dibujo, ya que su padre la animaba
a ello, además de inculcarla el amor por el arte, la religión y la filantropía.
La familia regresó a Inglaterra en 1830, donde cinco años
más tarde, las chicas se presentaron en la corte, y donde, también en 1835,
Charlotte se casó con Charles Canning. En el año
siguiente, sus padres llevaron a Louisa en un viaje a Roma y Nápoles (1836-7),
donde pasó gran parte de su tiempo a copiar los viejos maestros en las galerías
de arte. Louisa visitó Italia por segunda
vez con su hermana Charlotte en 1858.
En 1842 se casó con Henry
Beresford, tercer marqués de Waterford, de ahí que el apellido con que se la
conoce artísticamente sea el de su marido.
Henry Beresford, que era todo un deportista, participó incluso en el Grand National, considerada hoy como la carrera de saltos más famosa del mundo, también fue apodado el “marqués loco” por su afición a las peleas de borrachos, a las apuestas, al vandalismo, a las bromas pesadas y al desprecio por las mujeres. Pero parece que cuando se casó con Louisa y se establecieron en la residencia familiar de Irlanda llevó una vida ejemplar, hasta que murió en un accidente de equitación en 1859. No tuvieron hijos.
Henry Beresford, que era todo un deportista, participó incluso en el Grand National, considerada hoy como la carrera de saltos más famosa del mundo, también fue apodado el “marqués loco” por su afición a las peleas de borrachos, a las apuestas, al vandalismo, a las bromas pesadas y al desprecio por las mujeres. Pero parece que cuando se casó con Louisa y se establecieron en la residencia familiar de Irlanda llevó una vida ejemplar, hasta que murió en un accidente de equitación en 1859. No tuvieron hijos.
Mientras duró su matrimonio,
Louisa, aunque disfrutaba realizando acuarelas como aficionada, se dedicó
principalmente a la filantropía, haciendo suyo el bienestar de los empleados de
su finca y de la población de los alrededores. Ella ayudó
durante la hambruna de la patata en Irlanda, estableció dos iglesias, una
escuela y una fábrica textil, creando un modelo de pueblo en Ford.
Su mayor logro artístico en esta época fue la realización, a lo largo de veinte años, de la decoración de la escuela que ella organizó, con escenas de tamaño natural del Antiguo y Nuevo Testamento utilizando a niños y adultos de la localidad como modelos.
Su mayor logro artístico en esta época fue la realización, a lo largo de veinte años, de la decoración de la escuela que ella organizó, con escenas de tamaño natural del Antiguo y Nuevo Testamento utilizando a niños y adultos de la localidad como modelos.
Cuando su marido murió, Louisa se trasladó al castillo de
Ford, en su finca en Northumberland. Después
de la muerte de su madre en 1867, pasó los veranos en la finca de sus padres,
el espléndido castillo neogótico Highcliffe en Hampshire.
Beresford como pintora
A través de su amistad con John Ruskin (crítico de arte, mecenas, dibujante, acuarelista y filántropo) a partir de 1850, Beresford llegó a conocer al escultor Georges Frederic Watts y a los pintores Dante Gabriel Rossetti, John Everett Millais. Estos dos últimos, junto con William Holman Hunt, fueron los fundadores, en 1848, de una asociación de pintores, poetas y críticos ingleses llamada “Hermandad Prerrafaelita”.
La Hermandad duró como grupo constituido apenas un lustro,
pero su influencia se dejó sentir en la pintura inglesa hasta entrado el siglo XX.
Suele vincularse al movimiento realista que simultáneamente se estaba desarrollando en Francia. Los prerrafaelitas rechazaban el arte académico predominante en la Inglaterra victoriana, centrando sus críticas en el pintor Joshua Reynolds, fundador de la Royal Academy of Arts. Desde su punto de vista, la pintura académica imperante no hacía sino perpetuar el manierismo de la pintura italiana posterior a Rafael y Miguel Angel, con composiciones elegantes pero vacuas y carentes de realismo. Por esa razón, ellos propugnaban el regreso al detallismo minucioso y al luminoso colorido de los primitivos italianos y flamencos, anteriores a Rafael —de ahí el nombre del grupo—, a los que consideraban más auténticos.
Suele vincularse al movimiento realista que simultáneamente se estaba desarrollando en Francia. Los prerrafaelitas rechazaban el arte académico predominante en la Inglaterra victoriana, centrando sus críticas en el pintor Joshua Reynolds, fundador de la Royal Academy of Arts. Desde su punto de vista, la pintura académica imperante no hacía sino perpetuar el manierismo de la pintura italiana posterior a Rafael y Miguel Angel, con composiciones elegantes pero vacuas y carentes de realismo. Por esa razón, ellos propugnaban el regreso al detallismo minucioso y al luminoso colorido de los primitivos italianos y flamencos, anteriores a Rafael —de ahí el nombre del grupo—, a los que consideraban más auténticos.
Se
esforzaron en evocar, pues, el estilo de los antiguos pintores del Renacimiento, pero especialmente en
los autores y temas propios del Quattrocento y Trecento, e incluso temas
medievales, principalmente leyendas arcaicas, o de la época clásica de Grecia y
Roma.
Louisa acudió a clases de dibujo, junto con otras damas,
dadas por Rossetti, quien viendo su buena disposición para la pintura la tomó
bajo la tutela. Pero, también se cree que fue modelo en varias obras de
Millais, el cual quedó prendado de su belleza.
Los autores prerrafaelitas consideraron muy positivamente
el trabajo pictórico de Louisa Beresford, a pesar de que ella siempre se
consideró sólo una aficionada, puesto que su condición femenina la impidió,
como a muchas otras, promocionarse de otra manera. Pero se sintió frustrada.
No sería hasta la década de 1870 que Louisa pudo exponer sus obras en algunas galerias. Posteriormente expondría en la Royal Institution de Manchester, Royal Hibernian Academy, y Sociedad de Damas Artistas en los años ochenta. En 1890, la reina aceptó una de sus obras como un regalo.
No sería hasta la década de 1870 que Louisa pudo exponer sus obras en algunas galerias. Posteriormente expondría en la Royal Institution de Manchester, Royal Hibernian Academy, y Sociedad de Damas Artistas en los años ochenta. En 1890, la reina aceptó una de sus obras como un regalo.
Cuando Louisa murió en 1891, su amigo Watts diseñó el
monumento para su tumba en Ford.
Ha habido un par de retrospectivas de la obra de Louisa Beresford, ya a
finales del siglo XX, pero como artista, aún no se le ha reconocido lo
suficiente.
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