Cuando los romanos llegaron a la Península Ibérica, esta ya estaba habitada por una variedad de pueblos que a menudo se denominan genéricamente como los "pueblos prerromanos" que no estaban políticamente unificados, y se caracterizaban por tener diferentes lenguas, culturas y formas de organización social. Tras la romanización de Hispania otros tantos pueblos se asentaron en la Península Ibérica contribuyendo a su riqueza cultural. Sin embargo las diversas luchas de algunos de estos por el poder y el territorio concluyeron con la unificación tras la llamada Reconquista de los Reyes Católicos. Pueblos prerromanos Antes de la llegada de los roamnos a la Península Ibérica, en el siglo III a.C., esta ya estaba habitada por una serie de pueblos que formaban parte de la cultura megalítica, que aquí se desarrolló entre el 4.000 a.C. y el 2.000 a.C., y se caracterizó por la construcción de monumentos funerarios con grandes piedras, como los dólmenes, los menhires y los crómlech. Est
María de Lejárraga fue una prolífica autora de exitosas obras literarias, pero también muy activa como política y feminista.
Sin embargo, desde que se casara con Gregorio Martínez Sierra, María de Lejárraga permitió que su esposo firmara como propias las piezas literarias que ella escribía.
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María de Lejárraga |
Una autora silenciada
María de la O Lejárraga García
(1874-1974) nació en San Millán de la Cogolla, La Rioja, en el seno de la
familia acomodada.
En Madrid realizaría sus estudios
superiores en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, institución de la
cual luego fue profesora.
Pero María de Lejárraga tenía
también inquietudes literarias que, sin embargo, chocaban con la sociedad que
le tocó vivir.
No obstante, en 1899, publicó su
primer libro: “Cuentos breves, lecturas recreativas para niños” obra que,
paradójicamente, será la única que firmará con su nombre.
En 1900, María contraerá
matrimonio con Gregorio Martínez Sierra, escritor, dramaturgo y empresario
teatral del Modernismo español y siete años más joven que ella. A partir de ese
momento, la escritora adoptaría los apellidos de su marido con los que sería
también conocida artísticamente.
Un matrimonio eclipsante
Los biógrafos y estudiosos de la
vida y la obra de María de Lejárraga hablan abiertamente de que estuvo siempre
sometida a su marido, en un auténtico estado de explotación, y todo por amor.
Pero su amor por Gregorio no fue ni mucho menos correspondido. Al contrario.
Martínez
Sierra, supuestamente, escribía las obras que montaba como productor teatral,
aunque en realidad, era un secreto a voces que
la verdadera autoría de las obras correspondía a María.
Antes de morir, Gregorio dejaría
firmado un escrito en el que reconocía la coautoría de su mujer, pero él
reclamaba estos derechos para sí.
Incluso, se ha reconocido que
obras de otros autores, como fue el caso de El pavo real de Eduardo Marquina, fueron también escritas por
María Lejárraga y que Marquina contribuyó exclusiva o primordialmente a su
versificación.
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María con su marido |
Pero
María no sólo fue traicionada artísticamente por su marido. Tuvo que consentir
que la actriz Catalina Bárcena se convirtiera, no sólo en la amante de
Gregorio, sino que interpretara las obras que ella escribía y con las que su
marido se convirtió en un exitoso empresario.
Aquel
escándalo de amores adúlteros consentidos y de saqueos artísticos en los que
Gregorio explotó el talento de su mujer, se convirtió en la comidilla del
Madrid de la época, dando lugar a innumerables chascarrillos y chistes jocosos.
Finalmente, Gregorio abandonaría a María por la actriz.
Una escritora olvidada
María de Lejárraga fue una autora
fructífera, tanto en el campo de la novelística como el de la dramaturgia.
Entre sus novelas, “Tú eres la
paz”, publicada en 1906, constituyó un auténtico éxito de ventas.
En el campo de la dramaturgia
“Canción de cuna” (1911) está traducida a varios idiomas y llevada al cine en
cuatro ocasiones. La primera en Hollywood en 1933 (“Cradle song”, protagonizada
por Dorotea Wieck); la segunda en Argentina en 1941; la tercera versión, de
1961, dirigida por José María Elorrieta y la última de la mano de José Luis
Garci en 1994. Sin
embargo, la obra siempre apareció como un texto salido de la pluma de Martínez
Sierra.
También creó los libretos de dos
de las más grandes obras musicales de Manuel de Falla: “El Amor Brujo” y “El
Sombrero de Tres Picos”.
Fue
traductora de Shakespeare, Ionesco, Sthendal, Sartre, Ibsen o Maeterlink.
Durante
años, su “Granada, guía emocional”, por supuesto firmaba su marido, fue durante
años considerada como una guía de viajes clave.
Además,
María Lejárraga y Martínez Sierra fundaron revistas como 'Renacimiento' o
'Helios', que fueron plataformas de difusión del modernismo en España.
La
implicación de María con el pueblo y la labor de justicia social quedó plasmada
en los libros 'Una mujer por los caminos de España', 'Cartas a las mujeres de
España' o 'La mujer moderna'. Por eso, en este sentido, muchos de sus
investigadores consideran de difícil explicación como una mujer que postuló la
independencia femenina fuera la misma que luego optaba por esconder su nombre,
dejar que su marido triunfara y que la amante de este se llevara los aplausos
en el escenario al recitar lo que ella escribía. Es decir, que optara por el
camino de la sumisión, del silencio y la invisibilidad como autora.
María
Lejárraga sólo luchó por la autoría de sus textos cuando la hija que Martínez
Sierra tuvo con la actriz Catalina Bárcenas reclamó los derechos de autor de
sus obras. Fue entonces cuando ella escribió, ya en el exilio, unas memorias,
'Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración', en las que desvelaba en parte
aquella arquitectura del engaño. Sin embargo, no ajustaba cuentas sobre la
autoría de las obras, pero era evidente la verdad que desvelaba. Así lo
demuestra en la dedicatoria: "A la Sombra que acaso habrá venido -como
tantas veces cuando tenía cuerpo y ojos con que mirar- a inclinarse sobre mi
hombro para leer lo que yo iba escribiendo".
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María en el exilio |
En el exilio
María de Lejárraga no sólo fue una
feminista convencida, sino también una activa militante política como miembro
del Partido Socialista. En política, centró su labor en conferencias destinadas
a la formación cultural de la mujer. En los años de la República fue presidenta
de la Asociación Femenina de Educación Cívica y diputada socialista por Granada
(elegida en 1933), ciudad con la que siempre tuvo una estrecha vinculación.
También sería designada vicepresidenta de la Comisión de Instrucción Pública.
Sorprendida en Madrid por la
Guerra Civil, María se verá obligada a ir al exilio. Primero se trasladará a Niza, donde sufrirá interminables
penurias durante la II Guerra Mundial. Posteriormente, residirá un tiempo en Estados Unidos,
donde para poder vivir llevó
un guión a Walt Disney titulado
'Merlín y Viviana', pero no tuvo noticia del texto. Poco después vio en el cine
la película 'La dama y el vagabundo' inspirada claramente en su historia.
De allí pasaría a México, en 1954,
y más tarde a Argentina, donde reanudó su actividad literaria con el nombre de
María Martínez Sierra. Finalmente, murió en Buenos Aires, el 28 de junio de
1974, poco antes de cumplir cien años.
El legado de María de Lejárraga
como literata, política, feminista, periodista y traductora es tan indiscutible
como desconocido y olvidado.
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