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"EL EMPECINADO": EL GUERRILLERO QUE HUMILLÓ A NAPOLEÓN Y POR ESO EL REY FELÓN LO AHORCÓ

Castrillo de Duero, Valladolid, 1775. En el seno de una familia de labradores acomodados nace un niño que pasaría a la historia con un apodo que definiría su carácter: "El Empecinado". A principios del siglo XIX, mientras los ejércitos napoleónicos paseaban su poderío por Europa, un humilde campesino español, sin formación militar alguna, se erigiría en el azote de los franceses en Castilla. Juan Martín Díez no era un general, ni un noble, ni un político. Era un hombre del pueblo que, armado con un valor a prueba de bombas y un conocimiento profundo del terreno, demostró que un pueblo decidido puede humillar al ejército más poderoso del mundo.

Su nombre, derivado de "pecina" (el cieno de las acequias de su pueblo), se convirtió en sinónimo de tenacidad y resistencia a ultranza. Mientras la Junta Central se refugiaba en Cádiz y los generales regulares sufrían estrepitosas derrotas, el Empecinado y sus hombres mantenían viva la llama de la rebelión en el corazón de España, hostigando a los franceses con una guerra de guerrillas tan efectiva como despiadada.

Juan Martín Díez "el Empecinado"




1. Los Antecedentes: Un Pueblo en Armas contra el Invasor

El Contexto del 2 de Mayo
El levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid y la posterior Guerra de la Independencia no fueron una guerra convencional. Fue una explosión popular, un "pueblo en armas" que se negó a aceptar la imposición de José Bonaparte como rey de España. En este contexto, la guerrilla se convirtió en el arma estratégica de los españoles.

El Nacimiento de un Líder Natural
Juan Martín Díez, que había servido en el ejército en su juventud, no dudó un instante. A los 33 años, reunió a un grupo de paisanos de Castrillo de Duero y comenzó a hostigar a las tropas francesas que transitaban por la zona de Castilla la Vieja. No tenía un plan maestro, solo una rabia feroz y una idea clara: "Donde haya un francés, habrá una lucha".

2. La Máquina de Guerra Guerrillera: Tácticas del Empecinado
La Estrategia del Zumbido
El Empecinado perfeccionó la guerra de guerrillas hasta convertirla en un arte. Sus tácticas incluían:

  • Golpear y Desaparecer: Atacaban convoyes de suministros, correos y pequeñas guarniciones con ataques rápidos y sorpresivos, para después dispersarse y mezclarse con la población civil.

  • Conocimiento del Terreno: Sus hombres, todos lugareños, conocían cada sendero, cada atajo y cada escondite de las serranías de Guadalajara y Cuenca. Los franceses, con sus pesados equipos y sus mapas imprecisos, se movían como elefantes en una cacharrería.

  • La "Partida": Su unidad, que llegó a contar con más de 5.000 hombres, estaba organizada con una disciplina férrea. No eran un grupo de bandoleros, sino un ejército irregular eficaz. Creó un estado mayor, un cuerpo de ingenieros e incluso un servicio de espionaje.

Tropas napoleónicas en el 2 de mayo de 1808



Territorio de Operaciones

Su radio de acción se centró en la Serranía de Guadalajara, el Valle del Duero y las cercanías de Madrid. Llegó a amenazar la propia capital, cortando sus comunicaciones y haciendo que la guarnición francesa viviera en un estado de constante alerta.

Hazañas Legendarias

  • La Toma de Guadalajara: En 1809, logró arrebatar la ciudad a los franceses en una audaz incursión.

  • El Asedio a la Alcarria: Mantuvo en jaque a varias divisiones francesas a la vez, obligando al mariscal Victor a desviar tropas destinadas a otros frentes para intentar, en vano, capturarle.

  • Golpes al Corazón Logístico: Destruyó sistemáticamente los convoyes que abastecían a Madrid, debilitando estratégicamente al enemigo.

Llegada de Fernando VII tras ser liberado



3. El Reconocimiento y la Paradoja: De Guerrillero a Militar
El Apoyo de la Junta Central
A pesar del recelo de algunos militares de carrera hacia los "guerrilleros", su éxito era innegable. La Junta Central le reconoció el grado de Coronel y luego el de Brigadier, integrando su partida en el Ejército regular. Esto supuso una paradoja: la guerrilla era eficaz por su irregularidad, y la militarización podía restarle agilidad.

Wellington y el Valor Estratégico

El Duque de Wellington, comandante de las fuerzas británicas y portuguesas, comprendió el valor inmenso de los guerrilleros. No solo hostigaban al enemigo, sino que servían como los "ojos y oídos" del ejército aliado, proporcionando una información vital sobre los movimientos franceses. El Empecinado fue una pieza clave en la preparación de batallas como Los Arapiles.

4. El Declive: La Tragedia Absolutista
El Regreso de Fernando VII y el Invierno Liberal
Con la derrota de Napoleón y el regreso de Fernando VII en 1814, comenzó el calvario para los liberales que habían luchado por la Constitución de 1812. El Empecinado, fiel a sus ideales, se había convertido en un firme defensor del liberalismo. Cuando Fernando VII abolió la Constitución y restauró el absolutismo, el Empecinado se enfrentó abiertamente al rey al que había ayudado a reponer en el trono.

Apresamiento de "el Empecinado"


La Persecución y la Captura
Durante el Trienio Liberal (1820-1823), el Empecinado apoyó al gobierno constitucional. Pero con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis (el ejército francés enviado para restaurar el absolutismo de Fernando VII), se vio obligado a huir. Traicionado por un antiguo compañero de armas, fue capturado cerca de Olmos de Peñafiel.

El Asesinato Legal
Fernando VII, despreciando los servicios prestados a la nación, ordenó su ejecución. El hombre que había desafiado a los mejores mariscales de Napoleón fue ahorcado en la plaza de Roa el 20 de agosto de 1825. Para añadir ignominia, sus verdugos le condujeron al patíbulo en un serón, burlándose de su avanzada edad y su estado de debilidad. Su cabeza fue expuesta en una jaula en la misma plaza como escarmiento.

5. Legado: El Mito del Héroe del Pueblo

El Símbolo de la Resistencia Popular
El Empecinado representa la esencia de la Guerra de la Independencia: la capacidad de un pueblo de organizarse y luchar por su libertad contra un invasor poderoso. Es el héroe que surge de las clases humildes, sin necesidad de títulos nobiliarios.

Monumento a "el Empecinado" en Burgos


La Reconcilación Póstuma

Con la muerte de Fernando VII y el establecimiento definitivo del régimen liberal, la figura del Empecinado fue reivindicada. Sus restos fueron trasladados a un monumento en Burgos y su memoria se convirtió en un símbolo de la lucha por las libertades.

La Vigencia del "Empecinamiento"
Su apodo trascendió a la persona y se incorporó al idioma español. "Empecinarse" significa aferrarse con tenacidad a un propósito, por difícil que parezca. Es el legado lingüístico de un hombre que se negó a rendirse.

El Precio de la Lealtad a un Ideal
La vida de Juan Martín Díez es un drama en tres actos: el ascenso del héroe popular, la gloria militar y la tragedia política. Sobrevivió a las emboscadas francesas, a las batallas campales y a la persecución de los mariscales de Napoleón, pero no pudo sobrevivir a la vileza de un rey ingrato y a la sinrazón de la España absolutista.

Su historia es un recordatorio eterno de que los verdaderos héroes a menudo no reciben su recompensa en vida, y de que la lucha por la libertad tiene un precio que a veces se paga con la propia vida. El Empecinado no luchó por gloria o riquezas; luchó por una idea de España. Y aunque lo mataron, no pudieron matar el ideal por el que vivió y murió: el de un pueblo soberano, libre y dueño de su destino.


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