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CRAC DEL 29: LA CRISIS QUE INVENTARON LOS BANQUEROS

El 24 de octubre de 1929, pocas horas después de que la bolsa de Nueva York abriera sus puertas, un corredor de bolsa se desplomaba sobre su puesto de trabajo. No había sido un infarto, sino un colapso nervioso. Era la primera víctima de un pánico que se extendería como un reguero de pólvora por el corazón financiero del mundo. Ese día, bautizado para siempre como el "Jueves Negro", marcó el inicio formal del Crac del 29, pero fue solo el comienzo de una catástrofe que culminaría cinco días después con el "Martes Negro", el 29 de octubre, cuando se negociaron 16,4 millones de acciones en un solo día de caos absoluto.

La narrativa oficial pronto catalogó el evento como una corrección de mercado inevitable tras una década de especulación desenfrenada, un "pinchazo" de una burbuja financiera que había crecido de forma insostenible durante los "Felices Años Veinte". Sin embargo, esta explicación, aunque cómoda, esconde una realidad mucho más compleja y perturbadora. ¿Por qué los sistemas de alerta fallaron estrepitosamente? ¿Hasta qué punto las principales entidades financieras y el propio gobierno fueron cómplices por acción u omisión? ¿Se permitió, e incluso se alentó, una burbuja especulativa sabiendo que su colapso tendría consecuencias devastadoras para el ciudadano medio?




1. La Narrativa Oficial: El Colapso Inevitable y sus Fallos

El Informe de la Comisión y la Explicación Establecida

Las investigaciones y la historiografía económica tradicional han establecido una secuencia de causas y efectos para el Crac del 29. Según esta narrativa, el crash fue la consecuencia directa de un periodo de prosperidad artificial y especulación masiva.

La Autoría: La Fiebre Especulativa del Pueblo

  • Los "Felices Años Veinte": Tras la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos emergió como la potencia económica dominante. La producción industrial, el consumo y el optimismo se dispararon. Millones de estadounidenses, no solo grandes magnates, se lanzaron al mercado de valores seducidos por la promesa de enriquecerse rápido y sin esfuerzo.

  • La Compra con Margen: El mecanismo que alimentó la burbuja fue la compra de acciones con margen. Un inversor podía adquirir acciones aportando solo entre el 10% y el 50% de su valor, pidiendo prestado el resto a su corredor. Esto multiplicaba las ganancias cuando el mercado subía, pero también convertía cualquier caída en una potencial ruina, ya que el broker exigiría el pago inmediato del préstamo si el valor de las acciones caía por debajo de un umbral.




Los Fallos del Sistema: Exceso de Confianza y Falta de Regulación

  • Una "Nueva Era" Económica: Economistas prominentes como Irving Fisher proclamaron que los precios de las acciones habían alcanzado "una meseta alta permanente". Esta creencia en un ciclo económico perpetuo hizo que se ignoraran las señales de alerta.

  • Desregulación Financiera: El sistema se basaba en ideales liberales y de laissez-faire, con una alarmante falta de supervisión gubernamental. No existían controles efectivos sobre las malas prácticas, la manipulación de precios o el exceso de endeudamiento.

Las Críticas y Omisiones Clave

La narrativa oficial, sin embargo, presenta graves omisiones que la convierten en una explicación insuficiente.

  • Las Advertencias Previas Silenciadas: La economía real ya mostraba signos de debilidad antes del crash. Los sectores agrícolas e industriales sufrían de sobreproducción y una caída de la demanda, tanto interna como externa. El comercio internacional se estancaba y el desempleo comenzaba a repuntar. La burbuja bursátil era, en gran medida, una ficción desconectada de la salud económica real.

  • El "Jueves Negro" y el Fracaso del Salvataje: El 24 de octubre, cuando se desató el pánico inicial, un consorcio de grandes banqueros (de J.P. Morgan, Chase National Bank y National City Bank) intentó calmar los mercados. Designaron a Richard Whitney, vicepresidente de la bolsa, para que comprara grandes bloques de acciones de empresas sólidas como U.S. Steel a precios muy por encima del mercado. Esta táctica, que había funcionado en el Pánico de 1907, solo logró una tregua temporal. Para el "Lunes Negro" (28 de octubre) y el "Martes Negro" (29), el pánico era incontrolable y los esfuerzos de los banqueros resultaron inútiles. La pregunta persiste: ¿fue este un intento genuino de salvar la economía o una maniobra para proteger sus propios intereses, permitiendo que los inversores minoristas cargaran con todas las pérdidas?




2. Las Teorías Alternativas: Lo que la Historia Oficial Oculta

1. La Hipótesis de la "Reserva Federal Cómplice"

  • Afirmación: La Reserva Federal, lejos de ser un mero espectador, creó las condiciones para la burbuja mediante políticas monetarias irresponsables y luego agravó la crisis con su respuesta.

  • Evidencia Citada:

    • Crédito Fácil: Entre 1926 y 1929, la Fed mantuvo una política monetaria laxa que permitió una expansión masiva del crédito, alimentando la especulación. Aunque en 1928 intentó endurecer la política subiendo los tipos de interés, el movimiento fue tardío y ambiguo.

    • Contracción Posterior: Tras el crash, en lugar de inyectar liquidez para salvar a los bancos, la Reserva Federal permitió que miles de ellos quebraran, lo que exacerbó la contracción del crédito y profundizó la recesión en la Gran Depresión. El economista John Kenneth Galbraith, aunque crítico de otras teorías, señaló la mala gestión de la Fed como un factor clave.

2. La Hipótesis del "Dejarlo Pasar" (Let It Happen On Purpose - LIHOP)

  • Afirmación: Elementos dentro del establishment financiero y político eran conscientes de la insostenibilidad de la burbuja, pero permitieron que estallara para consolidar su poder, eliminar a pequeños competidores y crear las condiciones para una mayor intervención estatal.

  • Evidencia Citada:

    • Concentración de Riqueza: La década de 1920 fue testigo de una distribución de la riqueza enormemente desigual. El crash arruinó a millones de pequeños inversores, pero algunas grandes fortunas, como la de la magnate de cosméticos Helena Rubenstein, supieron aprovechar la situación para recomprar sus empresas a precios de saldo.

    • El Contexto Internacional: El sistema financiero internacional dependía de EE.UU. El Plan Dawes y el Plan Young estaban diseñados para que las deudas de guerra europeas se pagaran con el flujo de capital estadounidense. Una crisis controlada podía servir para reestructurar estas dinámicas de poder a favor de los intereses estadounidenses más arraigados.




3. La Hipótesis del "Sabotaje Económico"

  • Afirmación: El crash no fue un evento puramente económico, sino un arma geopolítica. Algunos analistas, como Jude Wanniski, han relacionado las violentas oscilaciones del mercado con el debate en el Congreso sobre la Ley de Tarifas Smoot-Hawley. Esta ley, que establecía aranceles proteccionistas extremadamente altos, generó tal incertidumbre sobre el futuro del comercio global que hizo estallar la burbuja de confianza en los mercados.

  • Análisis: Esta teoría sugiere que la clase política, en su afán proteccionista, fue directamente responsable de desencadenar el pánico, priorizando intereses nacionalistas cortoplacistas sobre la estabilidad de la economía mundial.

3. Las Consecuencias: El Nacimiento de un Mundo en Caída Libre

La Gran Depresión: Un Efecto Dominó Global

El Crac del 29 no fue la causa de la Gran Depresión, sino su detonante. La economía mundial, llena de desequilibrios, era un polvorín y el crash fue la chispa.

  • El Colapso Financiero Inmediato: En cuestión de días, se evaporaron 30.000 millones de dólares, una cifra diez veces superior al presupuesto federal anual. Miles de bancos quebraron, llevándose consigo los ahorros de millones de familias.

  • La Crisis Humanitaria: El desempleo se disparó hasta el 25% en EE.UU.. Ciudades enteras se llenaron de comedores de beneficencia y "Hoovervilles", asentamientos improvisados que llevaban el nombre del presidente al que culpaban de la crisis. Las imágenes de veteranos de la Primera Guerra Mundial marchando sobre Washington para reclamar sus bonos se convirtieron en el símbolo de un sueño americano roto.

  • El Coste Moral y Social: La confianza en las instituciones se quebró. Surgió un profundo escepticismo hacia los banqueros, los políticos y el propio sistema capitalista. Este descontento social allanó el camino para soluciones radicales en todo el mundo, siendo el caso más extremo el auge del nazismo en Alemania.




La Respuesta Política: Del Laissez-Faire al New Deal

La incapacidad del presidente Herbert Hoover (un republicano creyente del laissez-faire) para contener la crisis llevó a la elección de Franklin D. Roosevelt en 1932.

  • El New Deal: Roosevelt impulsó un paquete de medidas sin precedentes basado en la intervención estatal siguiendo las ideas del economista John Maynard Keynes. Este "Nuevo Trato" incluía:

    • Regulación Financiera: Creación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (SEC) para supervisar la bolsa.

    • Inversión Pública: Programas masivos de obras públicas para crear empleo.

    • Asistencia Social: Leyes de seguridad social para proteger a los más vulnerables.

  • El Debate que Perdura: El New Deal no terminó mágicamente con la Depresión (la economía solo se recuperaría plenamente con la industria de la Segunda Guerra Mundial), pero transformó para siempre la relación entre el gobierno, el mercado y los ciudadanos. Los críticos, sin embargo, argumentan que su intervencionismo excesivo prolongó la crisis al dificultar el ajuste natural del mercado.




La Herida que Nunca Cierra

El Crac del 29 es mucho más que una antigua crisis financiera; es una advertencia eterna. La narrativa oficial de la "burbuja especulativa" es una verdad a medias que oculta un fracaso sistémico, moral y de inteligencia colectiva. La verdad probablemente se encuentre en una combinación de todas las teorías: una euforia especulativa genuina, alimentada por políticas monetarias miopes, permitida por una clase dirigente que subestimó el riesgo o que quizás calculó sus beneficios, y finalmente detonada por decisiones políticas que revelaron la fragilidad de todo el edificio.

Su legado no son solo las leyes de regulación financiera o la memoria de la pobreza, sino una lección de humildad. Demuestra que los mercados no son entes abstractos, sino el reflejo de la psicología humana: su codicia, su miedo y su capacidad de autoengañarse. En la era de la información, donde los mercados son más complejos y veloces que nunca, las preguntas que plantea el Crac del 29 siguen vigentes. ¿Estamos repitiendo los mismos errores? ¿En quién podemos confiar cuando los guardianes del sistema parecen estar, demasiado a menudo, del lado de los especuladores? El eco del Jueves Negro resuena cada vez que una burbuja amenaza con estallar, recordándonos que la próxima gran crisis no será diferente a las anteriores solo porque lo digan los nuevos profetas de los "buenos tiempos".

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