PATRÓN ORO: EL REFUGIO ATEMPORAL QUE GOBIERNOS Y MERCADOS NO PUEDEN CONTROLAR
En 1233, el papa Gregorio IX emitió la bula Vox in Rama, condenando el uso de libros de magia como "obras del diablo". Sin embargo, siglos antes, en monasterios y cortes reales, eruditos ya copiaban en secreto manuscritos que contenían conjuros para invocar ángeles, dominar demonios y alterar la realidad. Estos textos, conocidos como grimorios (del francés grimoire), se convirtieron en los manuales prohibidos más perseguidos—y codiciados—de la historia, desatando desde cacerías de brujas hasta revoluciones ocultistas que perdura hoy en Harry Potter o los videojuegos.
La palabra "grimorio" proviene del francés grimoire, una derivación de grammaire (gramática). En la Edad Media, los libros en latín—como los de gramática—eran vistos por los iletrados como objetos mágicos debido a su complejidad. Con el tiempo, el término se asoció exclusivamente a manuales de ocultismo.
Según los manuscritos conservados, incluyen:
Listas de ángeles y demonios con sus sellos y jerarquías.
Rituales de invocación para obtener conocimiento o poder.
Talismanes y amuletos con instrucciones de fabricación.
Fórmulas alquímicas para transmutar metales o crear elixires.
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Picatrix (siglo X): Escrito en árabe en al-Ándalus, fue traducido al latín en la Escuela de Traductores de Toledo. Enseña magia astral para influir en los planetas y controlar la voluntad humana.
Clavicula Salomonis (s. XV): Atribuido al rey Salomón, detalla cómo construir círculos mágicos para invocar espíritus.
Libro de Abramelín (1458): Propone un ritual de 18 meses para contactar al "ángel guardián" y obtener poderes sobrenaturales.
Gran Grimorio (s. XVIII): Incluye el "Ritual de Pacts" para sellar acuerdos con Lucifer.
Monjes copistas ocultaban grimorios en scriptoriums junto a biblias. El Heptamerón (1290) de Pietro d'Abano usaba salmos cristianos en rituales mágicos, mostrando la fusión entre religión y ocultismo.
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La bula Summis desiderantes affectibus (1484) del papa Inocencio VIII autorizaba quemar grimorios como "prueba de pacto diabólico". Sin embargo, muchos sobrevivieron:
Escondidos en falsos fondos de bibliotecas monásticas.
Copiados en código para evitar detección.
Harry Potter: El Libro de los Hechizos de Miranda Goshawk es un homenaje a grimorios históricos.
Videojuegos: The Witcher y Elder Scrolls usan grimorios como objetos de poder.
Cine: En El Noveno Portal, Johnny Depp busca un grimorio satánico.
La Golden Dawn (s. XIX) usó el Libro de Abramelín para sus rituales. Aleister Crowley modernizó grimorios creando el Libro de la Ley.
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Necronomicón: Inventado por H.P. Lovecraft, inspiró religiones paródicas como el "Culto a Cthulhu".
Libro de Enoch: Aunque es un texto apócrifo, se considera el primer grimorio por sus descripciones de ángeles caídos.
British Library (Londres): Exhibe el Manual de Múnich (s. XV) con ilustraciones de demonios.
Biblioteca Nacional de Francia (París): Guarda el Grimorio de Honorio, atribuido a un papa .
Museos Vaticanos: Conservan grimorios confiscados por la Inquisición.
Los grimorios son más que curiosidades históricas: son testimonios de la rebeldía intelectual humana. En una era donde la ciencia explica el mundo, siguen fascinándonos porque prometen lo que la razón no puede dar: poder sobre lo desconocido. Como dijo el ocultista Eliphas Levi: "La magia es la ciencia de los secretos, y el grimorio es su mapa".
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