REINA DE SABA: LA SOMBRA DE UNA MONARCA ENTRE EL MITO Y LA HISTORIA
En diciembre de 1938, en un pequeño hotel de la ciudad sueca de Kungälv, una física austriaca exiliada y su sobrino se sentaron con un lápiz y un bloc de notas. Sobre la mesa, tenían una carta desesperada de su antiguo compañero de laboratorio en Berlín, que les contaba sobre unos extraños resultados experimentales que no podía explicar. En cuestión de horas, durante un paseo por el bosque nevado, ella realizió los cálculos que cambiarían el mundo para siempre. Esa mujer era Lise Meitner, y acababa de descubrir el principio teórico de la fisión nuclear. Sin un laboratorio, sin recursos, y huyendo de los nazis, había resuelto el rompecabezas que permitiría tanto la energía atómica como la bomba nuclear.
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| Lise Meitner |
Este artículo revela cómo una mujer que tuvo que trabajar en un sótano y sin salario se convirtió en la primera profesora de física de Alemania, por qué su huida del Tercer Reich la dejó vulnerable a que le robaran su descubrimiento más famoso, y cómo su negativa a trabajar en la bomba atómica nazi contrasta con su exclusión del proyecto Manhattan y del Nobel que merecía.
1. Infancia y Juventud: La Lucha por Ser Científica en la Viena Finisecular
Nacimiento y Familia
Elise Meitner nació el 7 de noviembre de 1878 en Viena, en el seno de una familia judía secular y culta. Su padre, Philipp Meitner, fue uno de los primeros abogados en ejercer en Austria. Era la tercera de ocho hijos.
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| Meitner y Hahn de jóvenes |
La Barrera de la Educación Femenina
En la Austria de finales del siglo XIX, las mujeres no podían acceder a la educación universitaria.
Estudios por Libre: Meitner se vio obligada a cursar los estudios de forma privada y a examinarse como alumna externa.
El Doctorado en Física: En 1905, se convirtió en la segunda mujer en obtener un doctorado en Física por la Universidad de Viena. Su tesis versó sobre "la conducción del calor en los cuerpos no homogéneos".
La Influencia de Boltzmann: Fue alumna de Ludwig Boltzmann, cuyo enfoque en la física teórica y la realidad de los átomos (entonces aún en debate) marcó profundamente su pensamiento científico. Su muerte en 1906 la sumió en una profunda tristeza y la impulsó a buscar nuevos horizontes.
2. Berlín: La Sociedad con Otto Hahn y el Trabajo en la Sombra
El Traslado a Alemania y el Encuentro Decisivo
En 1907, Meitner se trasladó a Berlín para asistir a las clases de Max Planck, el padre de la teoría cuántica, quien, a regañadientes, aceptaba mujeres. Allí conoció a un joven químico llamado Otto Hahn. Iniciaron una colaboración científica que duraría más de 30 años.
Trabajando en el Sótano
El jefe de Hahn, el eminente químico Emil Fischer, se negaba a permitir que las mujeres trabajaran en su instituto. Solo cedió a condición de que Meitner trabajara en un sótano, sin salario y sin subir al piso superior donde estaban los demás científicos. Durante años, trabajó sin remuneración, financiada por su familia.
La Transmutación de los Elementos: Juntos, Meitner (la física teórica) y Hahn (el químico experimental) se adentraron en el nuevo y fascinante campo de la radioquímica, estudiando los elementos radiactivos y sus desintegraciones.
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| Meitner en su laboratorio |
El Reconocimiento Tardío y la Cátedra
Su talento era tan evidente que finalmente rompió barreras:
1912: Se unió al recién creado Instituto Kaiser Wilhelm de Química.
1917: Recibió su propio departamento de física radioactiva.
1926: Se convirtió en la primera profesora titular de Física en Alemania, en la Universidad de Berlín. Era una figura respetada internacionalmente en un campo dominado por hombres.
3. El Éxodo: La Huida de la Alemania Nazi
La Amenaza Creciente
Con la llegada de Hitler al poder en 1933, Meitner, de origen judío, fue despojada progresivamente de sus derechos. Perdió su puesto en la universidad, pero gracias a su ciudadanía austriaca, pudo mantener su trabajo en el Instituto Kaiser Wilhelm, un centro de investigación privado.
El Anschluss y la Huida Desesperada
En marzo de 1938, Alemania se anexionó Austria. Meitner se convirtió de la noche a la mañana en ciudadana del Reich alemán, y por tanto, estaba directamente amenazada por las Leyes de Núremberg. Sus colegas, incluido Hahn, temían por ella, pero también temían las repercusiones de ayudarla.
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| Meitner |
La Misión de Salvamento: Los físicos holandeses Dirk Coster y Adriaan Fokker organizaron su fuga. Con un visado turístico y sin poder llevarse casi ninguna de sus pertenencias, Meitner cruzó la frontera hacia Holanda escondida en un tren, con 10 marcos en el bolsillo. Fue uno de los momentos más dramáticos de la ciencia del siglo XX.
4. El Descubrimiento de la Fisión: La Carta y el Paseo en la Nieve
El Experimento de Hahn y Strassmann
Mientras Meitner se establecía precariamente en Estocolmo, Hahn y su nuevo asistente, Fritz Strassmann, continuaron los experimentos que ella había iniciado. Bombardeaban uranio con neutrones, esperando crear elementos más pesados (transuránicos). Pero obtenían resultados inexplicables: parecía formarse bario, un elemento mucho más ligero.
La Carta de Navidad
El 19 de diciembre de 1938, Hahn le escribió a Meitner una carta confidencial, describiendo los desconcertantes resultados. "Quizás puedas sugerir alguna explicación fantástica", le escribió. Sabía que su antigua compañera, con su profundo conocimiento físico, era la única que podía interpretar los datos.
El Momento Eureka
Meitner recibió la carta durante las navidades, mientras su sobrino, Otto Robert Frisch, también físico, la visitaba. Durante un largo paseo por el bosque nevado, se sentaron en un tronco y comenzaron a calcular.
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| Meitner y Hahn de mayores |
La División del Núcleo: Comprendió que al absorber un neutrón, la gota se alargaba y se estrangulaba, dividiéndose en dos fragmentos más ligeros (como el bario y el criptón), liberando una cantidad colosal de energía según la famosa ecuación de Einstein, E=mc².
Bautizando el Fenómeno: Fue Frisch quien, inspirándose en la división de las células biológicas (fisión binaria), le dio el nombre al proceso: fisión nuclear.
La Publicación y la Omisión
En enero de 1939, Frisch y Meitner publicaron el artículo explicando la teoría física de la fisión en la revista Nature. El artículo de Hahn y Strassmann, que describía el experimento químico, se publicó sin incluir a Meitner como coautora, a pesar de que ella había dirigido la investigación durante años. Hahn activamente minimizó su contribución para proteger su propia posición en la Alemania nazi.
5. Legado: El Nobel Robado y la Ética de una Científica
El Premio Nobel de Química de 1944
En 1944, Otto Hahn recibió en solitario el Premio Nobel de Química "por su descubrimiento de la fisión de los núcleos pesados". La exclusión de Meitner fue un escándalo mayúsculo que persiste hasta hoy. La comunidad científica sabe que fue un error histórico, producto del sexismo y de la política de la época.
"Nunca Trabajaré en una Bomba"
Mientras el mundo se encaminaba hacia la era nuclear, Meitner se mantuvo firme en sus principios.
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| Meitner |
Rechazo a los Nazis: Se negó a participar en el proyecto de bomba atómica nazi, a pesar de las ofertas.
Rechazo a Manhattan: Cuando le ofrecieron unirse al Proyecto Manhattan en Los Álamos, respondió: "¡No tendré nada que ver con una bomba!".
La "Madre de la Bomba" Injusta: A pesar de su postura pacifista, la prensa sensacionalista la llamó "la madre de la bomba", un título que detestaba y que consideraba una terrible distorsión de su trabajo puramente científico.
Reconocimientos Póstumos y Redención Histórica
La historia ha intentado enmendar su error:
Elemento 109: El elemento químico meitnerio fue nombrado en su honor.
Múltiples Nominaciones: Fue nominada al Nobel 48 veces (en Física y Química), pero nunca lo ganó.
El "Efecto Matilda": Su caso es uno de los ejemplos más flagrantes del "Efecto Matilda", el fenómeno por el cual los logros de las científicas son atribuidos a sus colegas masculinos.
La Fisión que Dividió su Legado
Lise Meitner representa la triunfo de la inteligencia sobre la adversidad y la integridad sobre la ambición. Su mente descifró uno de los secretos fundamentales del universo, pero su género y su origen la condenaron al ostracismo en el momento culmen de su carrera.
Su vida es un recordatorio dual: por un lado, de la capacidad destructiva de la discriminación y la injusticia en la ciencia. Por el otro, de la resistencia inquebrantable del espíritu humano. Aunque no recibió el Nobel, su legado es más valioso que cualquier medalla: es un faro para las mujeres en la ciencia y un testimonio de que la búsqueda del conocimiento debe ir siempre acompañada de una conciencia moral. En un mundo aún sacudido por los ecos de la energía nuclear, la voz de Lise Meitner, la física que dijo "no" a la bomba, resuena con una claridad y una urgencia atemporales.
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