LEGIÓN CÓNDOR: LA VERDAD DEL "EXPERIMENTO" NAZI EN ESPAÑA DURANTE LA GUERRA CIVIL
El 10 de diciembre de 2023, en el ayuntamiento de Oslo, una escena repetida 104 veces desde 1901: un discurso, una medalla, un diploma y 10 millones de coronas suecas para alguien que, supuestamente, ha trabajado "por el fraternidad entre las naciones, la abolición de ejércitos y la promoción de la paz". Pero detrás de la pompa y el protocolo se esconde el galardón más controvertido del mundo. Un premio que ha honrado a gigantes morales como Martin Luther King y Nelson Mandela, pero también ha legitimado a figuras responsables de guerras, ha premiado procesos de paz fallidos y ha sido instrumentalizado por intereses geopolíticos.
Desde que Henry Kissinger lo recibió en 1973 mientras autorizaba bombardeos secretos en Camboya, hasta la polémica con Aung San Suu Kyi, la premio Nobel que luego defendió limpiezas étnicas, la historia del Nobel de la Paz es la crónica de las mejores intenciones humanas corrompidas por la realpolitik, la hipocresía y, a veces, la ingenuidad catastrófica.
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1. El Testamento de Alfred Nobel: Una Bomba de Tiempo Filantrópica
La Voluntad del "Mercader de la Muerte"
En 1895, Alfred Nobel, el inventor de la dinamita y fabricante de armas, firmó un testamento que sorprendió al mundo. Atormentado por ser recordado como el "hombre que encontró la forma de matar a más personas más rápido que nunca", destinó su fortuna a premiar a quienes rindieran "el mayor beneficio a la humanidad". La cláusula más ambigua era la del premio a "la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos y la celebración y promoción de procesos de paz".
El Problema de la Definición
¿Qué es exactamente "la paz"? ¿Es la ausencia de guerra? ¿Es la justicia social? ¿Es el desarme? ¿Es la lucha por los derechos humanos? Esta ambigüedad fundacional ha sido a la vez la fuerza y la maldición del premio. Le ha permitido evolucionar, pero también ha abierto la puerta a interpretaciones profundamente políticas.
La Arquitectura del Poder: El Comité Noruego
Nobel designó al Parlamento Noruego como el organismo elector. Esto convirtió al premio, desde su nacimiento, en un instrumento político. Los cinco miembros del Comité Noruego del Nobel son políticos noruegos en activo o retirados, lo que garantiza que sus decisiones estén inevitablemente influenciadas por los intereses y la visión del mundo de Noruega.
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2. Las Grandes Controversias: Cuando el Premio Legitimó la Guerra o el Fracaso
Henry Kissinger y Le Duc Tho (1973): El Premio a la Guerra
Quizás el Nobel de la Paz más infame de la historia. Se concedió a Kissinger, secretario de estado estadounidense, y a Le Duc Tho, representante norvietnamita, por los Acuerdos de Paz de París que supuestamente pondrían fin a la guerra de Vietnam. Le Duc Tho lo rechazó, diciendo que la paz aún no se había logrado. Kissinger lo aceptó, pero los bombardeos estadounidenses en Camboya continuaron. El periodista satírico Tom Lehrer declaró entonces que "la sátira murió" cuando Kissinger ganó el Nobel de la Paz.
Yasser Arafat, Shimon Peres e Yitzhak Rabin (1994): El Premio a una Paz que Nunca Llegó
Se otorgó por los Acuerdos de Oslo, que crearon la ilusión de un proceso de paz irreversible entre Israel y Palestina. Un miembro del comité, Kare Kristiansen, renunció en protesta por incluir a Arafat, a quien consideraba un terrorista. Menos de una década después, estallaría la Segunda Intifada, demostrando la fragilidad de unos acuerdos que el premio había intentado consolidar.
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| Obama |
Barack Obama (2009): El Premio a las Expectativas
En uno de los movimientos más criticados, Obama recibió el premio solo nueve meses después de asumir la presidencia, sin logros concretos. El comité dijo querer "impulsar" su agenda de desarme nuclear y diplomacia. En cambio, Obama presidió el mayor programa de bombardeos con drones de la historia, la intervención en Libia y el fracaso de cerrar Guantánamo. El propio Obama admitió la incongruencia al aceptar el premio.
Aung San Suu Kyi (1991) / Abiy Ahmed (2019): Los Héroes Caídos
Suu Kyi: Premiada por su resistencia pacífica a la junta militar birmana, luego, como líder de facto de Myanmar, defendió al ejército en el genocidio contra la minoría rohingya.
Abiy Ahmed: Premio por hacer las paces con Eritrea y liberalizar Etiopía. Poco después, lanzó una ofensiva militar en Tigray que derivó en crímenes de guerra y una crisis humanitaria. Estos casos muestran el riesgo de premiar "procesos" en lugar de resultados consolidados.
3. Las Grandes Omisiones: Los que Nunca lo Recibieron
Mahatma Gandhi: El Error Histórico
El padre de la no violencia fue nominado cinco veces, pero nunca lo ganó. El comité luego admitió que fue un "error histórico". En 1948, el año de su asesinato, consideraron dárselo a título póstumo, pero finalmente decidieron no entregarlo, estableciendo que el premio no podía ser póstumo. La ironía es amarga: el mayor pacifista del siglo XX nunca recibió el Nobel de la Paz.
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| Kissinger |
Papa Juan Pablo II y la Caída del Comunismo
Su papel crucial en la caída del Muro de Berlín y el desmantelamiento pacífico de la Unión Soviética fue ignorado por el comité, posiblemente por su postura conservadora en temas de moral sexual, que chocaba con la visión liberal noruega.
Las Víctimas Anónimas
El premio rara vez ha reconocido a los activistas de base, a los trabajadores humanitarios anónimos que arriesgan sus vidas en conflictos olvidados, o a los disidentes de regímenes autoritarios que no son mediáticamente convenientes.
4. El Premio como Arma Geopolítica: La Batalla por el Relato
La Guerra Fría y el Soft Power
El Nobel de la Paz se convirtió en un campo de batalla de la Guerra Fría. Premiar a disidentes soviéticos como Andrei Sájarov (1975) fue un claro mensaje anticomunista y una forma de ejercer soft power contra la URSS.
El "Occidentalocentrismo" del Comité
Una crítica recurrente es que el comité tiene un sesgo occidental. Premia causas y figuras que se alinean con la visión liberal-democrática de Europa y EE.UU., mientras ignora o menosprecia otros enfoques de la paz o a figuras incómodas para el establishment.
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| Gandhi |
El Efecto "Blanqueo" de Reputación
Para figuras controvertidas, ganar el Nobel de la Paz puede ser un "lavado de cara" invaluable. Les otorga una capa de legitimidad moral que pueden usar para silenciar críticas domésticas o internacionales. Es el poder de la "virtud señalizada" a nivel global.
5. ¿Tiene Futuro el Nobel de la Paz? Hacia una Nueva Definición de Paz
Los Aciertos Innegables
A pesar de todo, el premio ha tenido momentos de brillantez:
Ha puesto en el mapa causas como los derechos de los niños (Malala Yousafzai, 2014), el cambio climático (Al Gore y el IPCC, 2007) y la violencia sexual en conflictos (Denis Mukwege y Nadia Murad, 2018).
Ha protegido a disidentes dándoles una plataforma global y un escudo de protección moral (Liu Xiaobo, 2010).
Las Propuestas de Reforma
Muchos analistas piden cambios profundos:
Independencia Real: Que el comité no esté formado por políticos noruegos, sino por un panel internacional de expertos en paz y derechos humanos.
Premios Colectivos: Priorizar a organizaciones y movimientos sociales sobre individuos, que son más propensos a caer en desgracia.
Criterios Más Estrictos: Exigir logros consolidados, no solo intenciones o procesos frágiles.
Transparencia Total: Hacer públicas todas las nominaciones y las deliberaciones (que actualmente se sellan por 50 años).
El Espejo de Nuestra Hipocresía
El Nobel de la Paz no es un premio divino. Es profundamente humano, y como tal, refleja todas nuestras contradicciones: nuestro anhelo de un mundo mejor y nuestra incapacidad para lograrlo; nuestra necesidad de héroes y nuestra propensión a derribarlos; nuestro discurso de moralidad y nuestra práctica de la realpolitik.
Su valor no reside en su infalibilidad, que es nula, sino en su capacidad para generar un debate global anual sobre el significado de la paz. Es un termómetro de nuestra conciencia colectiva. Cuando premia a un criminal de guerra, nos recuerda nuestra hipocresía. Cuando premia a una activista adolescente, nos recuerda nuestra esperanza.
Mientras existan la guerra y la injusticia, necesitaremos el Nobel de la Paz, con todos sus defectos. Porque, en última instancia, la controversia que genera es la prueba de que la paz sigue siendo el concepto más urgente, elusivo y polémico de nuestro tiempo. El día que el Nobel de la Paz deje de ser controvertido, será que hemos dejado de importarnos la paz.
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