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EL ENIGMA DEL SUEÑO: SU FUNCIÓN, FASES Y LOS MISTERIOS QUE LO RODEAN

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 El sueño es uno de los fenómenos biológicos más esenciales para el ser humano y todos los seres vivos. A lo largo de nuestra vida, pasamos aproximadamente un tercio de nuestro tiempo durmiendo, pero a pesar de esto, el sueño sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia. ¿Qué es el sueño? El sueño es un estado fisiológico natural y recurrente que se caracteriza por la pérdida temporal de conciencia y la reducción de la actividad física y sensorial. Durante este periodo, el cuerpo y la mente se encuentran en un proceso de recuperación, reparación y consolidación de la información adquirida durante el día. Aunque en apariencia el cuerpo parece inactivo durante el sueño, en realidad es un estado activo desde el punto de vista neurológico y fisiológico. Durante este tiempo, el cerebro procesa información, elimina toxinas, reorganiza recuerdos, y regula diversas funciones biológicas esenciales para el buen funcionamiento del organismo. Las fases del sueño El sueño no es un e...

FARINELLI: EL "CASTRATO" QUE CAUTIVÓ A EUROPA CON SU VOZ

Farinelli fue un célebre cantante de ópera del siglo XVIII conocido por su impresionante voz de "castrato", su educación musical y su ascenso meteórico en la escena operística europea.

Su notable influencia en la música fue pareja a la que dejó en la cultura y la política de la época, pero viviendo una vida de contrastes entre la gloria y el sacrificio.

farinelli


Semblanza

Farinelli fue el nombre artístico de Carlo Maria Michelangelo Nicola Broschi, que nació el 24 de enero de 1705 en Andria, una pequeña ciudad del sur de Italia que pertenecía al reino de Nápoles. Su familia era de origen noble, pero había caído en la pobreza y el exilio por sus conflictos con otras familias rivales. Su padre, Ceva Doria, era un compositor y maestro de capilla de la catedral de Andria, y su madre, Caterina Barrese, una dama napolitana. Farinelli tuvo un hermano mayor, Riccardo, que se dedicó a la composición musical.



Farinelli recibió una educación musical desde niño, tanto por parte de su padre como de su tío Nicolò Doria, que era capitán de la guardia pontificia. Aprendió a tocar el clavecín, el violín y la flauta, y a cantar con una voz dulce y clara. A los doce años fue castrado para preservar su voz aguda, una práctica habitual en la época para formar a los cantantes de ópera. Se dice que la causa de su castración fue un accidente con un caballo, pero también se ha especulado con que fue una decisión deliberada de su hermano para asegurarle un futuro artístico.

Farinelli se trasladó a Nápoles para estudiar canto con el maestro Nicola Porpora, uno de los más prestigiosos compositores y profesores de ópera del siglo XVIII. Bajo su tutela, Farinelli desarrolló una técnica vocal prodigiosa, que le permitía alcanzar notas muy altas y ejecutar adornos y agilidades con gran facilidad y expresividad. Su voz tenía un timbre dulce y potente, que podía modular según las emociones y los personajes. Su registro vocal abarcaba desde el do central hasta el do sobreagudo (C4-C6), lo que le hacía apto para cantar tanto papeles femeninos como masculinos.


Farinelli


Farinelli debutó en Roma en 1720, en la serenata Angelica e Medoro, compuesta por Porpora con un libreto del joven poeta Pietro Metastasio. Su actuación causó sensación entre el público y la crítica, que lo aclamaron como una maravilla de la naturaleza. Desde entonces, Farinelli inició una brillante carrera como cantante de ópera, que lo llevó a recorrer las principales ciudades italianas (Venecia, Milán, Bolonia, Florencia) y europeas (Viena, Londres, París). En todas partes era recibido con admiración y entusiasmo por los aficionados a la música y por las personalidades más influyentes de la época.

Farinelli cantó las óperas más famosas del momento, escritas por compositores como Porpora, Hasse, Pergolesi o Händel. Interpretó papeles heroicos o sentimentales, adaptados a su voz y a su personalidad. Entre sus personajes más célebres se encuentran Artaserse, Semiramide, Adriano o Polifemo. Farinelli también destacó por sus recitales y conciertos privados, en los que solía cantar arias de su propio repertorio o improvisaciones sobre temas populares. Su estilo era elegante y refinado, pero también apasionado y dramático. Su voz era capaz de transmitir toda clase de sentimientos: alegría, tristeza, amor, ira o dolor.

Farinelli no solo fue un gran artista, sino también un hombre culto e inteligente. Hablaba varios idiomas (italiano, francés, español e inglés), leía libros de historia y filosofía y escribía cartas y poemas. Era amigo de escritores como Metastasio o Voltaire y de músicos como Händel o Gluck. También era un hombre generoso y caritativo, que ayudaba a los pobres y a los enfermos con su dinero y con su voz. Se dice que curaba con su canto a los melancólicos y a los epilépticos.


Farinelli en la Corte de Madrid


Farinelli fue también un hombre rico y poderoso, que acumuló una gran fortuna y una gran influencia política. Fue nombrado caballero de la Orden de Calatrava por el rey Felipe V de España, conde de Loano por el rey Luis XV de Francia y príncipe de Melfi por el emperador Carlos VI. Fue consejero y confidente de varios monarcas, como Felipe V, Fernando VI, Isabel de Farnesio o María Teresa de Austria. Fue también un mecenas de las artes y las letras, que protegió y patrocinó a numerosos artistas y escritores.

Al servicio de España

En 1737 Farinelli llegó a España, donde permaneció veintitres años. Su llegada se debió a una petición del rey Felipe V, que sufría una profunda depresión que le impedía gobernar. El rey había oído hablar de la voz milagrosa de Farinelli y le pidió que viniera a cantarle para aliviar su mal. Farinelli aceptó la invitación y se instaló en el palacio real de Madrid. Allí cantaba todas las noches al rey cuatro arias, siempre las mismas, que eran sus preferidas: Porpora’s "Alto Giove" and "Nell’attendere il mio bene", Hasse’s "Per questo dolce amplesso", and Broschi’s "Qual guerriero in campo armato". El efecto de su canto fue tal que el rey recuperó la alegría y la energía, y volvió a ocuparse de los asuntos de estado.

Farinelli no solo fue el cantante del rey, sino también su amigo y consejero. Le acompañaba en sus viajes, le entretenía con sus conversaciones y le ayudaba con sus decisiones. Farinelli también se ganó el afecto y el respeto de la reina Isabel de Farnesio, que le confió la educación musical de sus hijos. Farinelli se convirtió así en una figura clave en la corte española, con una gran influencia en la política y la cultura del país.


Farinelli


Farinelli desempeñó un papel importante en la reforma de la ópera española, que estaba dominada por el género cómico llamado zarzuela. Farinelli introdujo el género serio italiano, basado en la tragedia clásica y en el virtuosismo vocal. Para ello, trajo a España a los mejores compositores y cantantes italianos, como Porpora, Hasse o Caffarelli. También fundó varios teatros y academias musicales, como el Coliseo del Buen Retiro o la Real Academia de Música. Farinelli contribuyó así a elevar el nivel artístico y cultural de España, que se convirtió en uno de los centros más importantes de Europa.

Farinelli también participó en la defensa de España contra sus enemigos externos e internos. Con su flota apoyó al rey en sus guerras contra Francia e Inglaterra por el control de Italia y América. Con su diplomacia intervino en las negociaciones de paz con Portugal y Austria. Con su prestigio sofocó varias rebeliones populares contra el gobierno del rey.

Farinelli siguió al servicio del rey Felipe V hasta su muerte en 1746. Entonces pasó al servicio de su sucesor, Fernando VI, que era hijo de Isabel de Farnesio y hermanastro del futuro Carlos III. Fernando VI tenía una gran devoción por Farinelli, al que consideraba como un padre. Le nombró director general de espectáculos y le concedió una pensión vitalicia. Farinelli continuó con su labor musical y cultural, pero también se dedicó a disfrutar de la vida privada. Se compró un palacio en Madrid y una villa en Aranjuez, donde coleccionaba obras de arte y libros raros.


Busto de Farinelli


La retirada y la muerte

En 1759 murió Fernando VI sin dejar descendencia. Le sucedió su hermanastro Carlos III, que venía de gobernar Nápoles. Carlos III tenía una personalidad muy distinta a la de sus predecesores: era un monarca ilustrado, reformista y centralista. No tenía ninguna simpatía por Farinelli, al que consideraba un extranjero intrigante y un favorito de la reina. Por eso, le pidió que se retirara de la corte y que se marchara a Italia. Farinelli obedeció al rey y abandonó España en 1760, después de 23 años de servicio. Se instaló en Bolonia, su ciudad adoptiva, donde vivió el resto de su vida.

Farinelli se dedicó a la vida contemplativa y al mecenazgo. Mantuvo una intensa correspondencia con sus amigos y admiradores, entre los que se encontraban Voltaire, Metastasio o Casanova. También continuó con su colección de arte y libros, que llegó a ser una de las más valiosas de Europa. Además, apoyó económicamente a varios artistas y escritores, como el pintor Mengs o el poeta Parini.

Farinelli murió el 16 de septiembre de 1782, a los 77 años de edad. Fue enterrado en la iglesia de San Nicolò di Bari, donde se conserva su tumba. Su legado musical y cultural fue reconocido y admirado por las generaciones posteriores, que lo consideraron como uno de los más grandes cantantes de la historia.

Castración

La castración afectó a la vida de Farinelli de varias formas, tanto positivas como negativas. Por un lado, la castración le permitió conservar su voz aguda y desarrollar una técnica vocal extraordinaria, que le hizo famoso y admirado en toda Europa. Gracias a su voz, Farinelli pudo triunfar como cantante de ópera, ganar mucho dinero y prestigio, y acceder a los círculos más influyentes de la política y la cultura. 

Pero por otro lado, la castración le privó de su sexualidad y de su identidad como hombre, lo que le causó problemas físicos y psicológicos. Farinelli sufrió de gigantismo, obesidad, depresión y soledad. Nunca se casó ni tuvo hijos, y solo tuvo algunos amigos íntimos. Farinelli vivió una vida de contrastes, entre la gloria y el dolor, el arte y la política, la fama y el olvido.

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