CONSTANTINO "EL GRANDE": EL EMPERADOR QUE CAMBIÓ LA HISTORIA DE ROMA Y DEL CRISTIANISMO

1. El emperador Constantino fue uno de los gobernantes más importantes y trascendentes de la historia de Roma y del mundo. Fue el primer emperador romano que se convirtió al cristianismo, y el que impulsó la difusión y la consolidación de esta religión en el Imperio Romano y en Europa. 

Su reinado marcó el inicio de una nueva era, conocida como la Antigüedad tardía, que se caracterizó por el cambio político, religioso, cultural y social del mundo antiguo.

Constantino I "el Grande"

La lucha por el poder

Constantino nació el 27 de febrero del año 272, en Naissus, una ciudad de la provincia romana de Moesia, situada en la actual Serbia. Era hijo de Constancio Cloro, un general y gobernador romano, y de Helena, una mujer de origen humilde y cristiana. Constantino recibió una educación militar y política, y acompañó a su padre en sus campañas y cargos. Cuando su padre murió en el año 306, Constantino fue proclamado emperador por sus tropas en Britania, donde se encontraba.

Sin embargo, Constantino no fue el único que reclamó el trono imperial. En ese momento, el Imperio Romano estaba dividido en dos partes: la parte occidental y la parte oriental, cada una con su propio emperador y su propio sucesor. Además, había otros generales y gobernadores que se rebelaron y se autoproclamaron emperadores. Así, se inició un periodo de guerras civiles, conocido como la tetrarquía, que duró hasta el año 324, cuando Constantino logró derrotar a todos sus rivales y unificar el Imperio Romano bajo su mando.

Batalla de Puente Milvio

Uno de los episodios más decisivos y famosos de la vida de Constantino fue la batalla del Puente Milvio, que tuvo lugar el 28 de octubre del año 312, cerca de Roma. En esta batalla, Constantino se enfrentó a Maxencio, el emperador de la parte occidental del Imperio Romano, que tenía el apoyo de la mayoría de los senadores y del pueblo romano. Según la tradición, antes de la batalla, Constantino tuvo una visión en la que vio una cruz en el cielo, y oyó una voz que le dijo: “Con este signo, vencerás”. Entonces, Constantino mandó pintar el signo de la cruz en los escudos de sus soldados, y se encomendó al Dios de los cristianos. La batalla fue un éxito para Constantino, que derrotó a Maxencio, que murió ahogado al intentar cruzar el río Tíber. Tras la batalla, Constantino entró triunfalmente en Roma, y fue aclamado como el nuevo emperador de Occidente.

Constantino emperador

La victoria de Constantino en el Puente Milvio supuso un cambio radical en la historia del cristianismo, que hasta entonces había sido una religión perseguida y marginada por el Imperio Romano. Constantino, que se consideraba a sí mismo un cristiano, aunque no se bautizó hasta poco antes de morir, promulgó el Edicto de Milán en el año 313, junto con Licinio, el emperador de Oriente. Este edicto establecía la libertad religiosa para todos los habitantes del Imperio Romano, y ponía fin a las persecuciones contra los cristianos. Además, el edicto devolvía a los cristianos los bienes que les habían sido confiscados, y les concedía el derecho a construir iglesias, a celebrar cultos y a ocupar cargos públicos.

La protección del cristianismo

Constantino no solo protegió al cristianismo, sino que también lo favoreció y lo impulsó, convirtiéndolo en la religión dominante del Imperio Romano. Constantino realizó varias acciones para promover el cristianismo, como:

• Construir y embellecer iglesias, basílicas, monasterios y otros edificios religiosos, como la Basílica de San Pedro, la Basílica de San Juan de Letrán, la Basílica de Santa Sofía, el Santo Sepulcro, etc.
• Donar tierras, dinero y objetos sagrados a la Iglesia, y eximir a los clérigos de pagar impuestos y de cumplir obligaciones militares.

Batalla del puente Milvio

• Celebrar y patrocinar concilios y sínodos, que eran reuniones de obispos y teólogos que debatían y definían las doctrinas y las normas del cristianismo, como el Concilio de Nicea en el año 325, que estableció el Credo Niceno, una declaración de fe que rechazaba la herejía del arrianismo, que negaba la divinidad de Jesucristo.
• Favorecer la difusión y la traducción de la Biblia, el libro sagrado de los cristianos, que recoge los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento, y que fue compilado y canonizado por la Iglesia.
• Adoptar y adaptar símbolos, ritos y festividades del cristianismo, como la cruz, el bautismo, la Navidad, la Pascua, etc., y eliminar o reemplazar los del paganismo, como los templos, los sacrificios, los dioses, etc.

• Educar a sus hijos y a sus sucesores en la fe cristiana, y nombrar a cristianos como sus consejeros y colaboradores.

Una muerte polémica

Constantino murió el 22 de mayo del año 337, en Nicomedia, una ciudad de la parte oriental del Imperio Romano, situada en la actual Turquía. Antes de morir, fue bautizado por el obispo Eusebio de Nicomedia, un defensor del arrianismo, lo que ha generado dudas y debates sobre la verdadera fe de Constantino. Su cuerpo fue trasladado a Constantinopla, la ciudad que él mismo había fundado en el año 330, sobre las ruinas de la antigua Bizancio, y que había convertido en la nueva capital del Imperio Romano. Su tumba se encuentra en la Iglesia de los Santos Apóstoles, donde se dice que se conservan algunos de sus restos y de sus objetos personales.

Concilio de Nicea

Constantino fue un emperador que dejó una profunda huella en la historia de Roma y del mundo. Fue el fundador de la dinastía constantiniana, que gobernó el Imperio Romano hasta el año 363. Fue el impulsor de la reforma constantiniana, que transformó el Imperio Romano en un estado cristiano, y que influyó en la política, la religión, la cultura y la sociedad de Europa y del mundo. Fue el protagonista de la conversión de Constantino, que se considera uno de los acontecimientos más importantes y trascendentes de la historia del cristianismo, y que cambió el destino y el papel de esta religión en el mundo. Por todo ello, Constantino ha sido venerado, admirado, criticado y cuestionado a lo largo de los siglos, y ha sido objeto de numerosos estudios, obras y leyendas.